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Almacenes Carson, Louis Sullivan

Publicado por Laura Prieto Fernández

Los Almacenes Carson Pirie & Scott son uno de los edificios más característicos de la arquitectura moderna desarrollada entre los siglos XIX y XX. La espectacular construcción fue realizada por el arquitecto Louis Henry Sullivan (1856 – 1924), uno de los artistas más destacados de la famosa Escuela de Chicago. Ésta adquirió un gran protagonismo en Norteamérica durante los primeros años del siglo XX caracterizándose por el uso de nuevos materiales y la construcción de elevadas edificaciones urbanísticas.

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En este sentido es importante comentar como el incendio que asoló la primitiva ciudad de Chicago en 1871 destruyó gran parte de la ciudad incluida la zona del centro y empresarial. Chicago contaba con una planimetría en cuadrícula que le permitía creer de manera ordenada pero tras el incendio el espacio estaba ya delimitado dificultando la reconstrucción del mismo. Fueron muchos los jóvenes arquitectos que participaron en este proyecto de reconstrucción, entre ellos el propio Sullivan, fue por ello por lo que se dieron a conocer como La Escuela de Chicago. El poco espacio del que disponían estos arquitectos junto con la carestía del terreno, la gran demanda por ocupar el centro de la ciudad y los múltiples avances arquitectónicos –nuevos materiales, aparición del ascensor…- condicionaron la creación de altísimos edificios o rascacielos, comprendidos éstos como un símbolo de poder urbanístico.

Louis Sullivan comenzó con el proyecto en 1899 y las imponentes obras duraron hasta 1904. Contaba con un solar de cincuenta y seis mil metros cuadrados para levantar los ambiciosos almacenes, un espacio de venta y trabajo pero también de ocio y recreo. Para ello diseñó un edificio de planta casi completamente rectangular; años después los almacenes Carson se remodelaron con un añadido que otorgaba a su planta una planimetría aún más longitudinal pero que respetaba con bastante acierto el proyecto de Sullivan. La originalidad planimétrica de Sullivan le llevó a basarse en edificios decimonónicos del viejo continente y construir con una solución curvilínea una de las esquinas del rectángulo.

Especial mención merece en este edificio la estructura interna y no visible del mismo a base de acero y hormigón, gracias a ella se pueden abrir grandes espacios diáfanos por donde circulaban los clientes sin más interrupción que unas pequeñas columnillas de fuste liso y capitel profusamente decorado.

Siguiendo los parámetros de la escuela de Chicago, Sullivan planteó las fachadas con gran sobriedad decorativa. El único elemento que cobra en ellas importancia es la multiplicación de vanos rectangulares rodeados por bandas longitudinales y que permiten una gran iluminación natural en el interior del recinto.

El racionalismo con el que el arquitecto planteó la mayoría del cuerpo de la construcción contrasta con las dos primeras plantas en las que se utilizó el hierro forjado con una gran multitud de detalles decorativos sobre todo de tipo animal y vegetal.

Hasta el 2007 los almacenes Carson seguían siendo utilizados con su primitiva función. Hoy éstos conforman el Centro Sullivan y la construcción ha pasado a formar parte del Patrimonio Histórico Nacional de Estados Unidos de América.