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Cámara Santa de Oviedo

Publicado por A. Cerra
Cámara Santa de Oviedo

Cámara Santa de Oviedo

Esta cámara y una parte de la torre que se encuentra adosada a ella es todo lo que ha llegado hasta nuestros días de lo que fue el palacio real de Alfonso II (791 – 842), una obra que en su momento sería una de las principales manifestaciones del Arte Asturiano, un estilo arquitectónico de carácter prerrománico que se dio en el norte de España, a inicio de la Edad Media, mientras gran parte del territorio de la península estaba dominada por el Islam.

La cámara en sí, en cuanto a forma arquitectónica, remite a un formato llamado martirial, consistente en una planta rectangular dividida en dos alturas. Siendo la inferior abovedada desde el suelo, dada su escasa altura. Aquí esta planta se dedicada a santa Leocadia.

Mientras que sobre ella aparece otra planta bajo la advocación de san Miguel, que en la actualidad la vemos cubierta con una bóveda de cañón ya románica, pero que quizás en origen tuviera una techumbre plana. De hecho, de la construcción inicial tan sólo queda la bóveda de cañón de la cabecera, realizada en ladrillo igual que ocurre en la planta baja.

Y es que en esta cámara se llevó a cabo una reforma en el siglo XII, momento en el que se construiría la bóveda románica, y también se modificaría la decoración de la estancia. Ya que se construyó un arco triunfal y también se realizó un apostolado románico en forma de estatuas que sirven de columnas.

Y no fue esta la única reforma que ha sufrido el espacio histórico de la Cámara Santa. Posteriormente, ya en la época gótica se alteraron sustancialmente los contrafuertes que ceñían la construcción por sus muros norte, este y sur. De este modo, los historiadores del arte especialistas en el arte asturiano, piensan que en origen esta construcción tendría muchas similitudes con los mausoleos de época paleocristiana.

La Cámara Santa de Oviedo es un verdadero relicario para albergar joyas litúrgicas, y cuando se construyó sería la capilla del palacio real. Siguiendo una idea muy recurrente en la arquitectura de la época, sobre todo en Oriente, donde la posesión y la salvaguarda de valiosos tesoros espirituales en forma de reliquias, era un elemento que servía para prestigiar a sus poseedores, en este caso a la realeza católica, enfrentada a los infieles del resto de Al Andalus.

Si bien, esa costumbre de poseer una capilla palatina en los palacios no es exclusiva de tierras de Oriente, también eran habituales en la época en los territorios del centro y del norte de Europa.