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Catedral de Naumburgo

Publicado por A. Cerra
Catedral de Naumburgo

Catedral de Naumburgo

La decoración escultórica de esta catedral alemana coincide en el tiempo con los últimos años de trabajo en el programa de esculturas que adornan la famosa portada occidental de la catedral de Reims, porque el conjunto escultórico de Naumburgo se realizó entre los años 1240 y 1250.

Todo este programa artístico se adjudica a un único maestro, cuyo nombre se desconoce, y por eso ha pasado a los libros de la Historia del Arte como el Maestro de Naumburgo. Él, evidentemente ayudado por un amplio equipo de colaboradores que trabajarían a sus órdenes, esculpió un gran número de relieves y de estatuas que decoran toda la catedral de esta ciudad de Alemania.

Entre todos ellos se pueden citar varios grupos o esculturas individualizadas, cuya calidad hace que destaquen sobre el resto.

Una de estas esculturas es la que representa la Crucifixión de Jesucristo. Esta obra es el elemento central del cancel del coro, y queda rodeada por un profundo pórtico cubierto con un gablete, tan propio de la arquitectura más gótica. Las tres figuras que representan la escena de la crucifixión enmarcan la abertura que une dos espacios de la catedral, una nave y el altar. El artista la colocó de tal modo, que consigue que el fiel se impresione, ya que de alguna forma traslada una escena clave para el Cristianismo como son los momentos de la Pasión de Jesús hasta la altura del pueblo, la altura del suelo. De esta manera, consigue dotar al sufrimiento de Jesucristo en la Cruz de humanidad y lo carga con una emoción antes inusitada en el arte medieval. Unas sensaciones que todavía intensifica más por el peso y el volumen de Cristo, al cual miran con piedad tanto la Virgen María como el Apóstol San Juan, de manera que estos dos personajes bíblicos se presentan al fiel como dos creyentes más que están manifiestamente su pena.

Otro de los grupos escultóricos más interesantes de todo el conjunto de la catedral de Naumburgo, es el que representa el Beso de Judas, el cual forma parte de todos los episodios previos a la Pasión de Cristo. Es una escena en la que se puede ver como el artista logra plantear las diferentes emociones de los personajes y con ello, nos muestra su carácter. Para comprobarlo basta con observar la dulzura del rostro de Jesús, que contrasta claramente con el enfado que lleva el Apóstol San Pedro, lo cual se basa a la perfección en el relato de los Evangelios.

Y por último, también cabe mencionar otras dos esculturas de enorme maestría y valía artística. Se trata de la representación de Ekkehard y Uta, dos esculturas adosadas al interior del coro. En realidad, son la representación de dos nobles que intervinieron en la fundación de la catedral de Naumburgo, y su gran valor se debe a que se sabe que el artista que los representó jamás los conoció, y sin embargo logró trasladar la piedra una muestra de la auténtica personalidad de los personajes reales, porque consiguió representar seres humanos y no estereotipos.