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Colegio Arzobispo Fonseca

Publicado por Laura Prieto Fernández

Que la historia demás a la ciudad de Salamanca ha estado y todavía hoy sigue estando vinculada a su universidad no es ningún secreto, en la concepción urbanística los edificios vinculados a la institución escolar ocupan un lugar relevante y más aún edificios de la talla del Colegio del Arzobispo Fonseca o Colegio de los Irlandeses como también se le conoce.

Los conocidos como Colegios Mayores tuvieron un gran desarrollo en los primeros años de vida de las universidades, a día de hoy un colegio mayor en poco se diferencia de una residencia universitaria pero por aquellos años los colegios mayores no sólo daban alojamiento a los estudiantes sino que además en ellos se podía estudiar los grados mayores aunque después, los estudiantes debían hacer el examen en la Universidad correspondiente.

En el caso del Colegio de Fonseca se trata de un colegio mayor fundado en el siglo XVI, concretamente en el año 1519, por el Arzobispo de Santiago de Compostela Don Alonso de Fonseca; en él se pretendía dar cabida a los estudiantes gallegos que quieran estudiar en Salamanca y paulatinamente se convirtió en una referencia para la ciudad universitaria. En él se daba cobijo y la posibilidad de una vida mejor para aquellos jóvenes de clase humilde pero que mostraban buenas actitudes para la vida académica.

El solar donde fue edificado perteneció al Convento de franciscanos que se levantaba en las inmediaciones de Fonseca y en el año 1529 ya la institución y acogió a los primeros residentes. En su construcción intervinieron algunos de los maestros más destacados de la época como Diego de Siloé, Juan de Álava o Rodrigo Gil de Hontañón entre otros.

A grandes rasgos podemos señalar que el edificio es de estilo renacentista plateresco, pero en él se aprecian algunas características singulares como el hecho de que la obra no cuente con una gran fachada en el acceso principal. El acceso al edificio se realiza por una puerta adintelada que se encuentra elevada sobre un gran zócalo al que se sube por dos tramos de escaleras, en relación al resto del edificio la fachada carece de una composición clara y bien organizada, quizás esto se deba al hecho de que su estructura se ha subordinado a las necesidades de luz que presentan las estancias interiores.

En el interior, la estructura se subordina a un patio central y cuadrangular en torno al cual se abren distintas estancias en realidad, su distribución espacial no se aleja mucho de los edificios conventuales medievales y es que, los estudiantes de los colegios mayores llevaban una vida de recogimiento, devoción y estudio.