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La Gran Muralla China

Publicado por Laura Prieto Fernández

La Gran Muralla China es una de las obras arquitectónicas más destacadas del arte oriental, su fama ha traspasado fronteras y en la actualidad ha sido nombrada como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. En 1987 entró en la lista de Patrimonio de la Humanidad dirigida por la UNESCO y en torno a ella han surgido numerosas leyendas y comentarios; actualmente la Gran Muralla atrae a un gran número de turistas siendo el monumento más visitado de todo China.

Conocida como La Muralla de Diez Mil Li o Wanli Changcheng, se trata de una vastísima construcción –la más larga del mundo- que recorre aproximadamente la frontera sur con la Mongolia Interior y que va desde el río Yalu en el Este hasta el desierto del Gobi en el Oeste. En la actualidad y contando con las sucesivas bifurcaciones, tan sólo se conserva un treinta por ciento de su recorrido original, con todo este porcentaje representa la cifra nada despreciable de unos 2950 Km de longitud. A lo largo de su recorrido la construcción varía sin embargo en términos generales podemos decir que la muralla presenta una altura media de ocho metros y cuatro de anchura.

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La historia de la construcción de la Gran Muralla es casi tan antigua como la historia de la propia China y debemos remontarnos hasta el siglo V a.C.; por aquel entonces, el país se encontraba dividido en múltiples territorios bajo el mando de un príncipe. Con el fin de protegerse del resto de los estados, algunos de los príncipes más poderosos ordenaron levantar gruesos muros de tierra. Con la unificación del territorio por parte de la dinastía Qin, algunas de esas primitivas murallas fueron destruidas, pero el emperador hubo de levantar una nueva construcción defensiva para repeler los ataques de las tribus mongolas del Norte y conectar las diferentes fortalezas.

La dificultad que presentaba el transporte de materiales hizo que en cada una de las zonas se utilizase un material diferente e incluso se reaprovechase en la medida de lo posible, las antiguas murallas. Durante algún tiempo la construcción de la Muralla estuvo semi-abandonada pero ésta se retomó con la llegada de la dinastía Ming en el siglo XV de nuestra era. La incapacidad para contener los ataques de las tribus del Norte hizo necesario que se levantase o reconstruyese de nuevo la muralla, ahora utilizando materiales más estables y duraderos como el ladrillo.

A lo largo de los más de cinco mil kilómetros de construcción se dispusieron diferentes torres de vigilancia y cuarteles que también actuaban como aduana en las principales rutas comerciales; en caso de ataque los distintos cuarteles se comunicaban a través de un complejo sistema de señales de humo y destellos de luz.

En todo el recorrido se conservan tres puertas o pasos principales: en la zona norte estaba el paso de Juyong uno de los más custodiados ya que era el acceso más inmediato a Pekín y que fue levantado en el periodo de la dinastía Ming, el paso Jiayu situado en el Oeste y en el este el paso de Shanhai.