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Mausoleo Santa Constanza

Publicado por Laura Prieto Fernández

El Mausoleo de Santa Constanza hoy también conocido como iglesia de Santa Constanza es uno de los mejores ejemplos de arte paleocristiano que han llegado hasta nosotros. Bajo la denominación de arte paleocristiano nos encontramos un conjunto de manifestaciones artísticas que surgieron en los seis primeros siglos de nuestra era o lo que es lo mismo, desde el desarrollo del imperio romano hasta la caída del mismo con las incursiones de los pueblos bárbaros; en este sentido, debemos recordar que durante muchos años el cristianismo fue perseguido y no fue hasta la promulgación del Edicto de Milán en el año 313 cuando éste dejó de ser perseguido.

Es precisamente en esa misma época, tras la promulgación del edicto y la conversión del emperador romano Constantino al cristianismo, cuando se encuadra la obra que aquí analizamos que de hecho, fue levantada por el emperador como mausoleo funerario para sus hijas Helena y Constanza, y que ha tomado su nombre de ésta última.

En el siglo IV el emperador mandó construir el mausoleo de sus hijas ligado a la iglesia o más bien basílica de Santa Inés Extramuros, en la ciudad de Roma. Como en la mayor parte de este tipo de construcciones, el somero exterior del templo no se corresponde con el fastuoso espacio interior decorado por bellísimos y complejos mosaicos.

Al ser un mausoleo sigue la tradicional configuración de edificio de planta circular que daba cabida a la necesidad de albergar a varias personas en torno a un objeto dispuesto para su veneración. En esta ocasión el mausoleo se configuraba a través de tres círculos concéntricos y de tamaño descendente: el exterior, lamentablemente no ha llegado hasta nuestros días, pero se supone que debía de contar con una columnata exterior que rodeaba el peristilo del edificio. El muro intermedio se caracteriza por su aspecto macizo en el que se abrieron vanos de distintas formas y tamaños y que se comunicaba con el paramento central a través de una columnata doble; este segundo espacio quedaba cubierto por una bóveda de cañón con fábrica de ladrillos. El espacio central estaba destinado a albergar la tumba de la hija de Constantino y éste se abre como un lugar de conexión entre el cielo y la tierra gracias a la cúpula apoyada sobre columnas que dan amplitud e ingravidez al espacio.