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Monasterio de san Miguel de Cuixá

Publicado por A. Cerra
San Miguel de Cuixá

San Miguel de Cuixá

Se trata de un templo de origen románico, situado en Cuixá en la región francesa del Rosellón, en su zona más sur y pirenaica, colindante ya a Cataluña y España.

Una de las primeras noticias que se tienen de este templo data del año 974, cuando el por entonces abad Garí consagró un iglesia de tres naves construida en mampostería, con una planta de cruz latina muy acusada, siendo el ábside mayor de forma rectangular y habiendo otras cuatro capillas abiertas en los brazos de transepto.

La separación entre las naves se practicaba por pilares de sección rectangular, muy anchos y bajos, de forma que las aperturas entre las naves parecen los restos de vanos abiertos en los altos muros.

En origen esos pilares estarían unidos mediante arcos de herradura, de clara influencia andalusí, pero allá por el siglo XVI se fueron moldeados y limados por la zona de sus esquinas de forma parecen semicirculares o de medio punto. Podría pensarse que esos originales arcos de herradura se debieran a la participación de canteros de origen mozárabe, pero al igual que en otros templos próximos como el de Ripoll, fueron realizados por maestros locales.

No es la única semejanza con el monasterio catalán de Ripoll, ya que en el año 1035 fue consagrado por el mismo abad ripollés, el abad Oliba. Este importante personaje de la historia de la Alta Edad Media en Cataluña y el Rosellón francés, fue el promotor de varias reformas en el monasterio de san Miguel de Cuixá, ya que su intervención hizo que se añadieran a ambos lados de la capilla mayor dos cámaras largas que se habrían de convertir en pasillos de un singular deambulatorio. También con el abad Oliba se construyó una nueva cabecera, ahora con tres capillas semicirculares de iguales dimensiones.

Tal vez por la misma época se levantaron las dos torres sobre los extremos del transepto, las cuales no se conservan en la actualidad según su estado original y tan solo las conocemos gracias a grabados antiguos, porque únicamente queda en pie la del lado sur.

Se trata de una torre dividida en cuatro pisos más la base. Se piensa que originalmente estas diferentes alturas estarían separadas mediante madera, siguiendo la tradición de la arquitectura lombarda que tanta influencia tuvo en esta zona, y en gran parte de los templos románicos construidos en buena parte de la región pirenaica.

La sensación que proporciona esa torre es de enorme robustez, con una apariencia más de torreón defensivo que de campanario, si bien sus ventanas no tendrían sentido para funciones militares. De hecho, estas ventanas van aumentando de tamaño conforme la torre gana en altura.

Como dato curioso, hay que decir que la tradición nos habla de que en san Miguel de Cuixá estaba la famosa capilla de la Virgen del Pesebre, donde decían que se conservaban diversas reliquias, pero especialmente los restos de lo que se creían los pañales de Jesús.