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Tesoro Sutton Hoo

Publicado por Laura Prieto Fernández

La época Alto Medieval anglosajona es todavía a día de hoy un gran misterio ya que las fuentes documentales halladas al respecto son muy escasas; en este sentido, cualquier fuente de información fehaciente es considerada de gran importancia por los expertos, pero lo que nadie se podía imaginar es que, precisamente una inestimable fuente de información se hallaba en un lugar de sobra conocido -las primeras noticias de la zona son del siglo XVII- pero que hasta principios del siglo XX había pasado completamente inadvertido.

A principios del siglo pasado, un grupo de arqueólogos aficionados pidieron permiso a la localidad de Suffolk, al este de Inglaterra, para excavar unos conocidos túmulos de los cuales siempre se había sospechado que habían sido algún tipo de enterramiento. Cuando las excavaciones comenzaron en 1938 efectivamente se comprobó que el facimiento eran túmulos funerarios de carácter medieval y, por lo tanto, debían datar de entre la caída del imperio romano y las invasiones normandas. Las sospechas volvieron a ratificarse cuando los arqueólogos comenzaron a excavar el mayor de los veinte túmulos que conforman el conjunto arqueológico conocido como Colina 1 y dieron con los restos de una barcaza funeraria en cuya influencia se dejaba ver la influencia de los llamados pueblos vikingo del norte de Europa.

Fue entonces cuando el grupo de arqueólogos pensó, de manera muy acertada, que lo que tenían entre manos se trataba de una pieza única y que el Museo Británico debía de continuar con las excavaciones para determinar la valoración de los restos hallados. Solamente la Colina 1 escondía un barco de casi treinta metros de longitud del que por supuesto la madera se había descompuesto pero que albergaba los materiales inorgánicos en perfecto estado y que se había librado de los saqueos que otros túmulos habían sufrido a lo largo de la historia.

El cadáver que se encontraba dentro de la embarcación no pudo ser identificado, sus huesos se habían descompuesto casi por completo, pero algunos historiadores sostienen que se podría tratar del monarca Raedwaid. Sea como fuere, lo cierto es que debía de tratarse de un personaje importante ya que el ajuar funerario que lo acompañaba era de lo más valioso: cascos, armas, objetos de joyería y decoración, útiles agrícolas etc. Además, en el túmulos 2 se encontraron los restos incinerados de un hombre y un caballo y en el 3, otro barco funerario que, con menos suerte, no se había librado de los saqueos.