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San Miniato al Monte

Publicado por A. Cerra
San Miniato al Monte

San Miniato al Monte

Esta iglesia es un raro ejemplar dentro de la ciudad italiana de Florencia. Ya que se trata de un templo románico, lo cual contrasta con la abundancia de arte renacentista existente en esta ciudad.

El origen de la iglesia hay que buscarlo en el siglo IV, cuando en este lugar en una de las colinas que rodean Florencia se construyó una capilla dedicada al primer mártir cristiano florentino. Sin embargo, esos humildes orígenes fueron totalmente transformados en el siglo XI, cuando el obispo Hildebrando auspició la construcción del actual templo.

De toda ella lo más destacada es su fachada, que pese a tratarse de una obra del arte Románico es completamente diferente a las iglesias de este periodo que se estaba construyendo por aquel entonces por el resto de Europa y es que el Románico italiano es completamente diferente, como se puede ver en esta iglesia o en otras de la región de la Toscana, como es el caso de la espectacular Catedral de Pisa.

En concreto, la fachada de San Miniato al Monte está decorada por unas elegantes arcadas en su parte baja, mientras que la zona alta del frente de la iglesia es mucho más simple. En esta zona alta, tampoco aparecen las típicas esculturas de los tímpanos románicos de otros lugares europeos (véase por ejemplo el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela). Aquí en cambio lo que aparece en un mosaico realizado en el siglo XIII y que representa a la Virgen y a San Miniato.

Aunque los cinco arcos de la fachada puedan hacer pensar que en el interior hay otras tantas naves, lo cierto es que solo hay tres. Y en las paredes de estas naves se conservan todavía fragmentos de frescos que se han datado entre los siglos XIII y XIV.

Otra de las joyas del interior de San Miniato es su cripta. Así como el altar donde se salvaguardan las reliquias del santo. En realidad, todo el conjunto de la iglesias de San Miniato al Monte es de gran importancia para conocer la arquitectura medieval de Florencia, pero también para descubrir el arte mueble de esos siglos. Ya que aquí se conservan rejerías del siglo XIV o el púlpito de 1207 que aparece en el presbiterio de la iglesia, así como su pequeño coro muy llamativo gracias al preciosista trabajo que se conserva en los sitiales decorados con madera taraceada.

Y si en la fachada hay un mosaico, también hay otro mayor en el interior. En él ábside, donde se representa a Cristo con la Virgen y San Miniato. Una obra musivaria realizada en el año 1297, que sigue llamando poderosamente la atención y que compite en belleza con el resto de frescos repartidos por el interior del templo, muchos de ellos ya realizados en épocas posteriores con artistas tan reputados como Luca della Robbia.