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Santa Maria delle Grazie de Milán

Publicado por A. Cerra
Santa Maria delle Grazie de Milán

Santa Maria delle Grazie de Milán

Esta iglesia de Milán es uno de los templos más famosos de la ciudad por salvaguardar una obra maestra de Leonardo da Vinci: La Última Cena. La cual se encuentra en el refectorio del viejo convento anexo al templo.

Pero estamos ante un templo que no solo es mencionable por poseer esa pintura, sino que la construcción en sí merece una visita.

De hecho, estamos ante una iglesia renacentista (1463 – 1490) en Milán proyectada por el arquitecto Guiniforte Solari. Si bien, pocos años después de estar acabada fue modificada por encargo de Ludovico Sforza o Ludovico el Moro. Este gobernante fue un gran mecenas de las artes, ya que fue quién le pagó a Leonardo trabajos como la citada Última Cena u otras obras de la categoría de La Virgen de las Rocas.

En el caso de Santa María delle Grazie, Ludovico le dijo en 1492 al arquitecto Bramante que transformara parte de la iglesia en un gran mausoleo para la familia Sforza. De hecho, se puede decir que Bramante fue el introductor del Renacimiento en Milán, ciudad en la que trabajó antes de irse a Roma donde haría construcciones como el Templete de San Pedro in Montorio o proyectaría la propia Basílica de San Pedro del Vaticano.

Para llevar a cabo su trabajo, Bramante mandó demoler el ábside construido por Solari, y levantó uno nuevo mucho más renacentista. Sin embargo, con la caída en desgracia de Ludovico el Moro, aquel proyecto de mausoleo se paralizó y ha sido la iglesia de un convento desde entonces.

Desde el exterior se aprecia la fachada en ladrillo de Solari, a la cual le añadió Bramante una puerta avanzada y sostenida por columnas de orden corintio. Por cierto, sobre la puerta vuelve a aparecer el nombre de da Vinci, ya que en el luneto se cera pintó una Virgen entre el matrimonio Ludovico Sforza y Beatrice d’Este.

En el interior se vuelve a apreciar los diferentes conceptos arquitectónicos de Solari y de Bramante. En las naves se ve el recuerdo del arte gótico, ya que están dominadas por los arcos apuntados y las bóvedas de crucería, además de que no faltan las pinturas murales. En cambio, la cabecera o ábside se nos muestra desnuda y mucho más luminosa.

Se trata de un ábside de formas muy puras, construido a partir de un cubo perfecto coronado por una cúpula. Ese era el lugar elegido para la tumba de Ludovico y su esposa Beatrice. Sin embargo, nunca reposaron aquí sus cuerpos. Y ello pese a que incluso se realizó la obra escultórica que iba a ser un sepulcro, una tumba que todavía permanece en la Cartuja de Pavia y que creó el escultor Cristóforo Solari.