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The Ark de Erskine

Publicado por A. Cerra
The Ark de Erskine

The Ark de Erskine

Este edificio lo construyó el arquitecto inglés Ralph Erskine entre los años 1989 y 1992 en Londres. Erskine, nacido en 1914, pese a su origen británico durante muchos años residió en Suecia desde 1939. Una estancia en el país nórdico en la que relacionó mucho la arquitectura con el duro clima sueco, así como trabajó en diversos proyectos de viviendas sociales, lo que para él también era muy importante esa integración de la arquitectura en la sociedad.

Cuando proyectó The Ark supuso un gran impacto urbano. Se trata de un edificio rodeado de un contexto urbano saturado, habitual en la capital londinense, ya que la construcción queda cercada por un paso elevado de autopista y por una vía de ferrocarril.

Para ello creó una forma envolvente que hace que The Ark se encierre en sí mismo, como si quedara protegido por un caparazón, en cuyo centro hay un gran atrio. Y todo ello para un edifico de oficinas construido con fines comerciales.

La planta del conjunto es aproximadamente de forma ovoide y su apariencia ante todo es orgánica, tanto en su volumen externo como en su planta adaptada a la forma del solar que le sirve de asiento. Algo que podría ser un condicionante negativo, pero que en el proyecto de Erskine acaba siendo algo positivo para favorecer el diseño de ambientes de trabajo que incitan a la relación entre personas. Lo cual contrasta enormemente en el entorno urbano poco atractivo donde se eleva el edificio.

El atrio interior que articula el espacio, es un lugar que proporciona luz y ventilación natural a las zonas de oficinas abiertas. Y todo queda comunicado visualmente entre las distintas alturas del edificio.

Toda la fachada del edificio dispone de paneles de acristalamiento triple, lo que permite un total aislamiento del ruido y la contaminación exterior. Sin embargo, la forma curva de esa fachada provoca un efecto negativo en los edificios cercanos, algo desde luego involuntario por parte de Erskine. Y es que esa forma curva favorece el efecto rebote del ruido del tráfico que se sufre en la calle y los solares contiguos.

Pero no todo es vidrio en la fachada, ya que a la rígida estructura de hormigón armado que sustenta el inmueble, también se le suman revestimientos texturizados de ladrillo, que animan su aspecto. Y además estos espacios recubiertos de ladrillo no solo cumplen una función estética, también en su interior alojan escaleras, ascensores o lo sistemas de conductos de aire y de electricidad que hacen habitable el interior de The Ark.

Otra zona muy destacable de este ejemplo de la arquitectura contemporánea en Europa es la cubierta. Una techumbre realizada con paneles de cobre, que le sirven para ocultar por completo los forjados de la construcción. Y al mismo tiempo, el comportamiento del cobre, hace que con los efectos atmosféricos como la lluvia o la contaminación vaya adquiriendo paulatinamente una patina oscura de enorme atractivo visual.

Y sobre esa cubierta se eleva una torre mirador, un tanto caprichosa, y también un lucernario, para dotar de luz al interior, y también para favorecer la salida de humos en caso de incendio, ya que si así fuera, se abrirían respiradores ahí de forma automática.