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Carro solar de Trundholm

Publicado por Laura Prieto Fernández

El carro solar de Trundholm -también conocido como Solvognen- es una de las piezas más interesantes de la Edad de Bronce tanto por su valor artístico como por el profundo conocimiento astronómico que encierra la pieza y que muestra la cultura de una sociedad mucho más avanzada de lo que a menudo se cree.

Esta singular obra fue hallada a principios del siglo XX, en 1902, sumergida en la laguna de una marisma de Dinamarca. La pequeña escultura (cuenta con 54 cm de ancho, 35 cm de alto y 29 cm de profundidad) representa a una yegua tirando de un carro de seis ruedas sobre el que se puede observar un curioso círculo solar de 25 cm de diámetro. La obra fue realizada en bronce y recubierta por una fina capa de oro que tan solo se conserva parcialmente.

Solvogn

El famoso carro de Trundholm se puede datar en torno al año 3400 a.C. y tradicionalmente se ha considerado que su finalidad debió ser una especie de maqueta que representaba un carro ceremonial mayor. Quizás lo más destacado de esta pieza sea su sutil técnica realizada a través de la cera perdida en hueco; la capa de bronce es realmente fina sin perder por ello un ápice de naturalismo y sin escatimar en los detalles de la decoración.

El caballo ha sido modelado en formas bastante primitivas y en él se aprecia cierta simetría, los ojos se han dispuesto de manera frontal, con las orejas levantadas y las patas traseras ligeramente más grandes que las delanteras. Aparece dispuesto sobre unos railes que se sustentan por cuatro ruedas y del que arranca un eje que tiraría de otras dos ruedas sobre las que aparece el famoso circulo solar. Este ha sido decorado con motivos geométricos circulares y concéntricos.

Estudios recientes bajaran la posibilidad de que este tipo de esculturas no fueran votivas como se pensó en un principio, sino que representaran la progresión solar a lo largo del día o de las estaciones. De hecho estos estudios plantean que las decoraciones circulares del disco de Trundholm podría representar la transición que realiza el sol a lo largo del día en su viaje desde el Este hasta el Oeste. La cara opuesta -que no está dorada- podría representar el curso del sol a lo largo de la noche.

Otras hipótesis defienden que en realidad, las representaciones del círculo solar sean una especie de calendario. En la parte que no está dorada se aprecian, partiendo desde el centro, ocho círculos que representarían cada uno de los días de la semana y posteriormente, en dos circunferencias mayores veinticinco círculos más pequeños que harían referencia a las semanas del año. La zona dorada cuenta con un total de cincuenta y dos círculos que igualmente representan las semanas del año.

Sea como fuere, la pieza demuestra un concienzudo estudio astronómico que está relacionado con las divinidades celestes de esta cultura. En la actualidad la obra se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Dinamarca que se encuentra en Copenhague.