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El estibador de Meunier

Publicado por A. Cerra
El estibador de Meunier

El estibador de Meunier

Constantine Meunier es uno de los mejores ejemplos de la escultura del estilo Realista europea que se dio a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, y vendría ser en la plástica el equivalente de lo que en literatura representaron las novelas de Émile Zola o en pintura significaron los cuadros y caricaturas de Honoré Daumier o los lienzos de Jean Francoise Millet.

Incluso se podría decir que las obras de Constantine Meunier (1831 – 1904) todavía muestran más a las claras un contenido social y reivindicativo, propio de la ideología política del autor, ya que es muy habitual que represente a trabajadores, como en este caso un estibador, u otra obra en la que nos presenta al picador de una mina.

Es decir, oficios duros y físicos donde los haya, y él no duda en plasmar esa dureza en los cuerpos que esculpe. Y además, es capaz de representar a esos personajes de los estratos sociales más bajos con unas formas que recuerdan a las de los atletas y los dioses de la escultura clásica.

Sirve de ejemplo este bronce titulado El estibador, que nos lo muestra vestido con la ropa de faena de ese colectivo, pero su postura y hasta su actitud nos recuerda a la de un héroe griego. Y como en la escultura clásica, no trata de hacernos el retrato de un estibador concreto, busca presentarnos un arquetipo de estos trabajadores, con un tono realista y sin idealización alguna. Con ello le da a sus esculturas cierto tono épico, y las convierte en todo un género.

Un género el realismo temático del cual, él es el máximo representante y aunque tuvo algún que otro seguidor, lo cierto es que en aquellos años ese género tan sólo se dio en Francia y en su Bélgica natal. Y es que hay que tener en cuenta que Meunier fue un personaje terriblemente influido por la situación social de la clase obrera de su país, tanto que no dudó en afiliarse al Partido Obrero Belga.

Una decisión que tomó tras una visita a una región minera en Valonia, lo cual acusó todavía más su visión social del mundo. Y eso que antes había estado muy interesado en el mundo religioso, y sobre ello realizó varias obras de carácter pictórico. No obstante, en el último tercio del siglo XIX quedó marcado por la situación laboral de ciertos colectivos de trabajadores, especialmente los mineros a los que dedicó varias obras algunas de tono más poético como El viejo caballo de la mina de carbón y otras basadas en tragedias reales como La explosión de grisú, inspirada en un hecho real acaecido en 1887.

En definitiva, realizó numerosas esculturas de estas características y temática, y si bien en su época no crearon escuela, lo cierto es que con el paso del tiempo, ha sido un escultor bastante influyente en el arte contemporáneo más comprometido socialmente hablando.