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El Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela

Publicado por A. Cerra

Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela

De todas las joyas que atesora la catedral de Santiago de Compostela, el Pórtico de la Gloria posiblemente sea la más famosa y valiosa de todo el conjunto. En realidad está considerada como una de las obras más completas de la escultura románica.

Se trata de una portada situada sobre una cripta y en su repertorio iconográfico aparecen representados dos de los episodios preferidos por parte de los artistas medievales: el Juicio Final y la Visión del Apocalipsis, todo dominado por la figura central de Cristo, que muestra a los fieles que entran por la puerta las huellas que la crucifixión ha dejado en sus manos.

Esta figura central aparece flanqueada por los Cuatro Evangelistas y en torno a la curva del arco se disponen los 24 Ancianos del Apocalipsis tocando diversos instrumentos musicales. Toda esta composición iconográfica es muy similar a la que se esculpió en la iglesia francesa de San Pedro de Moissac.

Pero el Pórtico de la Gloria se compone de tres arcadas, siendo esta la de mayor tamaño. Las dos menores, en los laterales, también poseen sendos tímpanos completamente esculpidos. En estos casos con otros dos temas alusivos al Juicio Final, concretamente La Resurrección de los Muertos y la Separación de los Elegidos de los Condenados.

Los tres tímpanos están sostenidos por pilares en las que se forman columnas adosadas que también son el soporte para la escultura, con figuras de profetas, la Virgen o los Apóstoles, todos ellos asistiendo al Juicio Final. Y por supuesto, en el parteluz de la puerta central está la escultura de Santiago Apóstol, el patrono de la catedral, de la ciudad y el objeto de devoción de miles de peregrinos que desde la Edad Media hacen caminando el Camino Jacobeo hasta Santiago de Compostela.

Todo este conjunto escultórico se atribuye al conocido como en los manuales de la Historia del Arte como Maestro Mateo, quién realizó este trabajo durante 20 años, aproximadamente entre el 1168 y el 1188, unas fechas que significan el momento de un arte románico pleno, ya muy evolucionado, y de hecho algunas de las características de la obra del Maestro Mateo ya anticipan elementos y formas de lo que será el siguiente estilo artístico del Medievo: el Gótico.

El prestigio de este artista fue enorme en su época, siendo uno de los pocos ejemplos de escultores de la Edad Media que llegó a firmar su obra. En el caso del Pórtico de la Gloria, su firma como maestro aparece en los dinteles de la portada, e incluso se piensa que llegó a retratarse como un personaje más del conjunto, precisamente frente al apóstol, arrodillado y rezando.

No obstante, no hay que pensar que el Maestro Mateo fue el artífice de todas las esculturas del templo. En realidad, como indica la denominación él era el maestro, el encargado de un amplio grupo de trabajo en el que habría canteros, devastadores, aprendices, albañiles, etc, porque el trabajo de este artista no solo tuvo lugar en la escultura de este Pórtico, ya que intervino también en los trabajos de arquitectura que se realizaron durante esa época en la Catedral de Santiago de Compostela.