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Escultura Gótica española en el siglo XIV

Publicado por Chus

Tumbas PobletEn este siglo, va a ir desapareciendo la mano de obra extranjera entre los escultores, y poco a poco, se termina la decoración de las grandes iglesias y monasterios. Como característica destacada, cabe señalar que la decoración monumental se hace más pequeña, tapizándose prácticamente las superficies (demostrando así la influencia del arte del marfil y del siempre presente mudéjar).

El conjunto escultórico más importante del gótico del siglo XIV se halla en Cataluña, donde se guardan sepulcros y notables retablos, ya que desde aquí este elemento va a ir evolucionando desde una pequeña pieza colocada tras el altar mayor, a las grandes superficies y composiciones características del arte español. Es de destacar el importante papel que jugaron los reyes de la Corona de Aragón, tanto como clientes, encargando las obras, como actuando de mecenas, protegiendo a los artistas y contactando con los grandes talleres internacionales del momento. Así, en la catedral de Barcelona se encuentra el sepulcro de Santa Eulalia, obra del taller de los Pisano. Es un sepulcro de tipo exento, con la urna colocada sobre columnas, cuyos frentes aparecen cubiertos por relieves de talla bastante profunda. En la catedral de Tarragona nos encontramos con el sepulcro del arzobispo Juan de Aragón, que muestra también una destacada influencia italiana en la sonriente expresión de su rostro.

Gracias a la perfecta conservación de muchos archivos y a la investigación de historiadores catalanes conocemos los nombres de algunos destacados artistas, como por ejemplo el Maestro Aloy, autor de la sillería de coro de la catedral de Girona, del retablo de la capilla de los Sastres de la catedral de Tarragona y de parte de los sepulcros de Pedro IV el Ceremonioso y sus tres esposas del Panteón Real de Poblet (muy mal conservados). La otra parte de los sepulcros la realizó Jaime Cascalls, autor además del retablo de Cornellá de Conflent y del «San Carlomagno» de la catedral de Girona (algunos lo han identificado con Pedro IV). Jordi de Deu (esclavo de Cascalls), es el autor del sepulcro del infante Don Jaime en el monasterio de Poblet. Como esculturas funerarias destacan también las del rey Jaime II y su mujer, Blanca de Anjou, en el monasterio de las Santas Creus, obras del escultor de Tarragona, Pedro de Boñul. En Lleida, Pedro Aguilar realizó el sepulcro de los Queralt, decorado con el tema de la “consolación de los deudos”.

En la Seo de Zaragoza trabajó el escultor natural de Barcelona, Pedro Moragues, quien realizó el sepulcro del arzobispo Lope Fernández de Luna, cuya urna tiene en su frente el tema de los “monjes llorantes”, y en el tímpano del arcosolio la “bendición e incensamiento del cadáver». En Girona estuvo activo el taller del escultor mallorquín Guillermo Morey, quien en el sepulcro de la Condesa Ermesindis, muestra un idealismo que lo liga a la corriente italiana. Morey también trabajó en la Puerta del Mirador de la catedral de Palma de Mallorca. A finales del siglo XIV, trabajó Pedro Sanglasa, autor de las Misericordias del coro alto y del Sepulcro de San Olegario, en la catedral de Barcelona, donde se muestra la influencia borgoñona que triunfará definitivamente en el siglo siguiente. También de influjo borgoñón es el Sepulcro del Obispo Escales (de los primeros años del siglo XV) labrado por Antonio Canet, con el tema del llorante en actitud patética, en la misma forma que lo realizaba Sluter.