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Portada de la Cartuja de Champmol de Sluter

Publicado por A. Cerra
Portada de la Cartuja de Champmol

Portada de la Cartuja de Champmol

La Cartuja de Champmol en la ciudad francesa de Dijon fue una de las grandes obras artísticas que durante las últimas décadas del siglo XIV y los primeros años del siglo XV se llevaron a cabo en el Ducado de Borgoña, y fue uno de los epicentros creativos que dieron lugar al estilo artístico del Gótico Internacional.

Aquí trabajaron diversos pintores y escultores. Y entre todos ellos destaca la figura del escultor Klaus Sluter, quién no sólo realizó esta portada, sino que también en su interior hizo una de sus obras más importantes: el Pozo de Moisés.

Concretamente, los trabajos escultóricos para la portada de la Cartuja de Champmol los llevó a cabo entre 1385 y 1393. A diferencia de otras portadas francesas como la de la Catedral de Reims, Sluter reduce el número de esculturas y sin embargo aumenta su tamaño. Otra diferencia es que no decora el tímpano, y toda su ornamentación escultórica la ubica en las jambas de la portada y en el parteluz que ocupa el centro de la puerta.

En las jambas es posible reconocer las figuras del duque Felipe el Atrevido y de su esposa Margarita, los cuales son introducidos por sus santos devocionales: san Juan y santa Catalina. Mientras que el parteluz está ocupado por una portentosa escultura de la Virgen María.

Es un esquema que por aquel entonces era raro en la decoración de las portadas de los templos, pero sin embargo era muy habitual en la pintura gótica flamenca.

El gran protagonismo del conjunto escultórico recae en la Virgen del parteluz, que pese a constreñirse al espacio reducido de la columna, el artista consigue dotarla de vida y de movimiento gracias a ese giro brusco que María hace para mirar a su hijo, al que lleva en brazos.

Mientras que los rostros del duque y su esposa son verdaderos retratos de los personajes reales, que por otra parte eran los impulsores de la obra. Ambos personajes aparecen en una actitud reverente hacia la Virgen ya que están de rodillas y la miran con sumo respecto. Y al mismo tiempo, los santos les protegen y presentan estando de pie. Es decir, entre las cinco figuras hay comunicación y conexión, de manera que crean un grupo unitario que tiene muy en cuenta su ubicación espacial en los elementos arquitectónicos.

El conjunto es de una clara monumentalidad, tanto que el tamaño de las figuras, su calidad y sus poses un tanto expansivas y dinámicas, llegan a eclipsar al marco arquitectónico donde se sitúan. No se trata de esculturas que brotan de la arquitectura como puede ser el caso de la portada gótica de la Catedral de Estrasburgo, aquí se trata de enormes esculturas superpuestas a la portada y con un protagonismo bien claro.