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Púlpito de Bitonto

Publicado por A. Cerra

Púlpito de la Catedral de Bitonto

La catedral medieval de Bitonto, situada al sur de Italia en la región de Apulia, conserva un interesante conjunto de arte religioso a caballo de las formas del Románico y el Gótico. Y entre todo ese legado artístico destacan los bajorrelieves que se observan en las escaleras de subida hacia el púlpito catedralicio.

Se trata de unos relieves labrados en el año 1229. Una fecha que se conoce con exactitud gracias a que hay una inscripción en la que también se lee que el autor de semejante talla fue un tal Nicolá. Este artista, cuyo nombre completo se desconoce, es considerado uno de los grandes maestros del arte medieval italiano, y su obra en la catedral de Bitonto es uno de los ejemplos más notables de su habilidad y destreza.

Para entender esta imagen hay que tener en cuenta el contexto histórico de aquel momento, Una época en la que un rey de origen italiano había llegado a ser nombrado emperador de Alemania. Se trataba de Federico II y sus dominios llegaban desde el mar del Norte hasta la costa del Mediterráneo. Pero no se conformaba con eso, y participó activamente en las Cruzadas que llevaba a los caballeros medievales hasta Oriente Medio.

Federico II fue un personaje fascinante y controvertido. Conocido como «stupor mundi» (asombro del mundo), fue un gobernante ilustrado que promovió las artes y las ciencias, pero también un líder militar implacable. Su participación en las Cruzadas y su conflicto con el papado marcaron su reinado, y estas tensiones se reflejan en el bajorrelieve de la catedral de Bitonto.

De hecho en el año en que se talló este púlpito, Federico II había regresado a esta región de Apulia tras la toma negociada de Jerusalén. Y tanto a ese episodio de toma de la ciudad más reverenciada del Cristianismo, como a sus enfrentamientos con el Papa de Roma se alude en el bajorrelieve, ya que las figuras representadas se identifican con el propio Federico II acompañado de sus antepasados y su descendiente, su hijo Conrado. No obstante, aunque esta es la interpretación más extendida, es cierto que no todos los historiadores están de acuerdo con ella.

Además en aquellos tiempos existió a correr la leyenda de que Federico II y su familia eran lejanos descendientes de Jesé, personaje de la Biblia que a su vez era un antepasado del propio Jesús. Es decir, se le daba Federico un rango de personaje casi mítico y emparentado ni más ni menos que con Jesucristo. De ahí, que Federico II (el tercer personaje en orden ascendente) aparezca no solo coronado sino también con el signo de la cruz en el cuello.

El resto de figuras son Federico Barbarroja, sentado en un trono, y Enrique VI, o sea, abuelo y padre del protagonista, que tiene en la parte superior a su hijo Conrado. Por cierto, este último y Federico II están agarrando con su mano derecha un fruto que cuelga de las arcadas. Unos arcos que representan el árbol del conocimiento, un conocimiento que debía llevar a la paz. Esta representación simbólica del conocimiento y la sabiduría es un tema recurrente en el arte medieval, y refleja la creencia de que el conocimiento es una vía hacia la salvación y la iluminación espiritual.