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Reformismo y arte

Publicado por Laura Prieto Fernández

Tan solo conflictos bélicos de la magnitud de la Primera o Segunda Guerra Mundial nos pueden proporcionar una idea de la división que muchos años antes se había sufrido en el antiguo continente debido en esta ocasión, a un conflicto religioso, quizás el más grave de la historia que hizo resquebrajarse en dos a la iglesia católica, el protestantismo.

Cuando en el año 1510 Lutero visitó Roma la impunidad papal, así como la banalidad que se vivía en el Vaticano y la influencia que el Renacimiento había tenido en el mundo cristiano hicieron que Lutero plantease una reforma de los valores más tradicionales del cristianismo empezando por sustituir el poder papal por la libre interpretación de la Biblia, un hecho que no gustó en absoluto en el Vaticano.

Como no, todos estos conflictos se vieron reflejados en el arte, el vehículo de expresión de la época pero a su vez hizo que la concepción protestante la salvación a través de la humanización relegase la pintura religiosa hasta hacerla casi desaparecer en los círculos protestantes, en su lugar los pintores crearon escenas de la vida cotidiana o paisajes; a través de la cotidianeidad de los actos radicaba la salvación y no en la compra de bulas papales.

Las ideas reformistas dieron lugar a una ola de iconoclasia o de destrucción masiva de imágenes religiosas, todo ello debido a que el protestante concebía la adoración a una imagen como un símbolo de paganismo y no como un medio de llegar a Dios inspirando fervor en sus fieles. A día de hoy nos resulta difícil lo que supuso para la sociedad del momento el atentar contra algunos de los valores más arraigados de la historia pero lo cierto es que la iconoclasia removió los cimientos de la sociedad, la religión y el arte.

Precisamente, fue la destrucción de imágenes una de las razones que llevaron a que, dentro del propio seno del reformismo, hubiese de nuevo, una división: esta vez entre los seguidores de Juan Calvino, más restrictivos en cuanto al uso de la imagen y que dieron lugar a episodios tan dramáticos como la Beeldenstorm -una quema indiscriminada de imágenes religiosas en los Países Bajos y os seguidores de Lutero que se mostraron un poco más comedidos.

De hecho, algunos artistas se pusieron al servicio de la Reforma Protestante por ejemplo Lucas Cranach, quien creó algunos altares luteranos en los que sustituía a los personajes cristianos tradicionales por retratos de los nuevos líderes religiosos del momento.