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Tímpano San Fe de Conques

Publicado por Laura Prieto Fernández

Dentro de la ruta que sigue el camino francés hasta llegar a Santiago de Compostela encontramos uno de los templos más destacados del románico francés, la Iglesia de Santa Fe de Conques. En entradas anteriores ya hablamos acerca de la arquitectura del templo, pero en esta ocasión nos centraremos en su aspecto más escultórico.

Santa Fe se convirtió en aso obligados para los miles de peregrinos franceses que acudían a Santiago de Compostela y pronto fue uno de los templos más destacados de la región, quizás por ello sus constructores pusieron un especial énfasis en desarrollar un programa iconográfico de lo más complejo, no debemos olvidar que por aquella época, era común que la mayor parte de la población fuese analfabeta de modo que gran parte del adoctrinamiento en las iglesias se realizaba a través de imágenes bien fueran escultóricas o pictóricas. Las partes más destacables de las iglesias como por ejemplo los tímpanos, se convertían en auténticos lienzos donde los artistas podían desarrollar complejos programas basados en la fe cristiana.

El tímpano está decorado en altorrelieve y siguiendo las pautas del evangelio de San Mateo. Aparece dividido en tres registros o niveles superpuestos en los cuales, los artistas de la época han representado más de ciento veinticuatro figuras distintas según la perspectiva jerárquica esto es, que los personajes adquieren mayor o menor tamaño en función de la importancia que tienen y no de su situación en el espacio.

En el nivel superior hay un conjunto de ángeles, dos de ellos tocan las trompetas anunciando el Juicio Final mientras que los demás portan elementos de la pasión de Cristo como la corona de espinas o la lanza de Longinos. La figura central se trata de una Maiestas Domini, Jesucristo aparece sedente en una mandorla como cronocrátor y cosmocrátor -señor del tiempo y del espacio- y a su derecha en el nivel intermedio aparecen: a la derecha los bienaventurados, con las figuras destacables de San Pedro y la Virgen María, mientras que a su izquierda aparecen los condenados. El mismo esquema siguen las figuras del nivel inferior que se abre con una cartela que recuerda su destino a los hombres; en el centro de este registro aparece San Miguel y el demonio haciendo el pesaje de las almas y mientras los ángeles guían a los salvados hasta el paraíso, los condenados son arrojados a la boca de un tenebroso monstruo como puerta del infierno.