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El arte hitita

Publicado por Chus

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Los hititas constituyeron una civilización milenaria que se desarrolló en Anatolia, Asia Menor, desde al menos el VI milenio a. C., pero que entraron en la historia en los inicios del II milenio, adoptando la escritura cuneiforme de las vecinas culturas mesopotámicas, con las que mantenía contactos comerciales, aunque más tarde desarrollaron una escritura jeroglífica. A mediados de ese II milenio, se asentó en el territorio una aristocracia extranjera (indoeuropea) que se afianzó sobre la población anterior (los Hatti), constituyendo así el Imperio hitita, cuyo período de esplendor abarca los años 1600-1200 a. C. Su capital fue Hattusa, que se usó como uno de los símbolos del poder. Llegaron a ser el tercer foco político y militar de la zona tras Egipto y Babilonia. La estructura de este imperio se basaba en una monarquía con poder en los asuntos religiosos (siendo el rey el sumo sacerdote), en los militares y los de la administración de justicia. El rey tenía representantes, una especie de gobernadores repartidos por el territorio que actuaban en su nombre. La base de la economía hitita era agropecuaria y contaban también con importantes minas de cobre, plata, y hierro, con los que comerciaban, estando mayoritariamente admitido entre la historiografía que pudieron ser los primeros en usar la metalurgia del hierro. Su sociedad era de tipo feudal compuesta por individuos libres y esclavos.

En el arte hitita se pueden observar variadas influencias de los pueblos que los rodean, sobre todo de Babilonia, aunque presentan peculiaridades marcadas por el uso de la piedra por ejemplo, que los va a diferenciar y caracterizar. Los hititas se asentaban en ciudades-fortaleza. Su capital, Hattusa se levantaba en lo más alto de la meseta de Anatolia, estando rodeada por una doble muralla recorrida por torres defensivas, que aprovechó los accidentes naturales del terreno rocoso para que formase parte del baluarte defensivo. Tras la muralla interior, a la que solamente se accedía por una puerta, se abría una explanada en la que se hallaba la ciudadela con el palacio de los Grandes Reyes, del que apenas quedan los cimientos. Se sabe que se distribuía alrededor de patios porticados con pilares (desconocen el uso de la columna), elementos organizadores del espacio que comunicaban las distintas dependencias. Quedan restos de dos de las puertas de la gran muralla, la llamada Puerta Real y la de los Leones, encuadradas por monolitos curvos. En la Real quedan restos de un altorrelieve humano que parece corresponderse con alguna deidad que protegería el lugar y en la de los Leones dos reproducciones de felinos con la boca abierta que dan su nombre al lugar, probablemente con idéntica función de los lamasu, expulsar a los malos espíritus. La sensación que produce el conjunto es que se trata de la obra de auténticos cíclopes, al demostrar ese gusto por trabajar los grandes bloques de piedra. En ese sentido recuerda a la encontrada en Troya o Mecenas, aunque no se ha demostrado ningún tipo de relación entre esas culturas y la hitita.

Su religión era conocida como la de los “mil dioses”, por su politeísmo y asimilación de los otros pueblos que fue conquistando. Los templos también recibieron un tratamiento monumental y en Hattusa se han encontrado evidencia de al menos cinco de ellos. Solían estar cerrados por un muro de piedra y ladrillo, contando con almacenes, y variadas dependencias de servicio (tiendas, talleres, etc.) que se constituyen en torno a un patio central en el que se levantaba el templo propiamente dicho, que era una estructura porticada con pilares y una serie de vestíbulos hasta llegar al recinto donde se suponía estaba el lugar sagrado.

No hay restos de ninguna escultura exenta, lo que nos ha llegado son solo relieves, como los del santuario de Yazilikaya (en la foto), donde aparece una importante serie de relieves rupestres que representan dos procesiones de dioses que se aproximan y, aunque no se han identificado todos, si aparecen los más importantes, Hatti y Arinna. Se trata de unas esculturas monumentales talladas en los abuptos acantilados rocosos, que muestran la voluntad hitita de integrar lo artificial con lo natural.