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Vaso antropomorfo de la Cultura Tairona

Publicado por A. Cerra

Vaso antopormorfo de la cultura Tairona

Esta pieza de cerámica modelada se guarda en la capital de Colombia, concretamente en el Museo Arqueológico de Bogotá, donde es una destacada pieza del legado que dejó la Cultura Tairona.

En realidad, se trata de un vaso de cerámica, el cual en su parte frontal tiene la figura de un personaje masculino sentado en una silla. Este hombre posee unos brazos que más bien parecen serpientes. Mientras que su cara tiene un indudable parecido con las cabezas de simios, a la cual se le ha añadido un adorno circular en su frente, al tiempo que saca la lengua.

Además de la singularidad de estos elementos, también llaman la atención la vestimenta y los atributos del personaje, que lleva un pectoral, un cinturón y un tocado donde de nuevo se repite la presencia de varias serpientes.

Esta pieza se halló en las excavaciones arqueológicas realizadas en la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia. Un lugar con una gran fertilidad agrícola que fue precisamente el lugar donde se desarrolló la llamada Cultura Tairona entre los años 1000 y 1500.

En esa zona de la Sierra Nevada de Santa Marta, entre otros muchos restos, se han hallado infinidad de piezas de alfarería de este periodo y esa cultura. Y han aparecido piezas tanto para el uso doméstico como con fines religiosos y rituales, algo a lo que sin duda estaba destinado este fantástico vaso.

Esos usos rituales tenían que ver con ritos funerarios, pero también con la vajilla usada para representar a grandes personalidades del ámbito militar o religioso de esa primitiva sociedad colombiana. Y por supuesto, algunas de esas piezas y formas serían representaciones de sus particulares divinidades, sobre las cuales realmente no tenemos excesivos datos, más allá de algunas representaciones similares a este vaso antropomorfo.

Tal y como es habitual en otras culturas prehispánicas, también los taironas colombianos recurrieron a los rasgos de animales a la hora de personificar a sus dioses. Y entre ellos nunca faltan los jaguares, y desde luego las serpientes, especies habituales en sus áreas de instalación y que lógicamente eran tan temidas por ellos, que acabaron por venerarlas.

Esos rasgos de animales se unen a los humanos como en la pieza que aquí vemos, cuya identidad ignoramos por completo. Aunque está claro que se trata de un vaso para algo tipo de ritual u ofrenda, realizado por un alfarero que más que un artesano se le puede considerar un artista.