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Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes, Goya

Publicado por Laura Prieto Fernández

La obra que aquí nos ocupa, Aníbal como vencedor observa Italia por primera vez, es uno de los primeros lienzos importantes dentro de la vastísima producción artística de uno de los genios pictóricos más destacados en la historia del arte español, Francisco de Goya. El lienzo es, en realidad, poco conocido; de corte clasicista poco tiene que ver con las últimas pinturas que realiza el artista en Burdeos. Se trata de una obra temprana, de sus primeras producciones en las que se deja ver la influencia academicista y las pautas de la Academia.

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Francisco de Goya y Lucientes (1746 – 1828) es uno de los artistas más destacados de finales del XVIII y principios del siglo XIX. Nacido en Zaragoza el artista comenzó su formación en la Academia de Dibujo de Zaragoza, pero sin lugar a dudas su gran maestro será Francisco Bayeu quien pronto le animará a viajar a Italia para conocer a las grandes figuras del arte renacentista. Goya no pudo conseguir la ansiada beca otorgada por la Academia para viajar como becado a Roma lo que le obligó a financiarse el viaje por sus propios medios.

Una vez en Italia, el artista concurre en un famoso concurso organizado por la Academia de Parma en la ésta imponía unas estrechas directrices; este fue el lienzo con el que el artista ganó el premio honorífico de la Academia de Parma. Siguiendo las indicaciones del concurso, el artista representó a Aníbal en lo alto de un paisaje rocoso –supuestamente tras atravesar los Alpes- con el yelmo de su coraza levantado y mirando hacia el horizonte donde se perfilaban los campos italianos que ya quedan fuera del campo de visión del espectador. El concurso también establecía que el general cartaginés debía estar guiado por un genio, que Goya ha interpretado más bien como la figura de un ángel señalando la campiña Italiana.

Tras Aníbal aparece un jinete con una gran bandera que se asoma tras el hombre de su general. En un tercer plano, tras el jinete vemos como desciendo del cielo un carro con la diosa Victoria que trae en una de sus manos una corona de Laurel para conmemorar la hazaña del general cartaginés mientras que en la otra mano, porta una rueda de la Fortuna, quizás en alusión a la suerte cambiante de Aníbal. En la esquina inferior derecha observamos una figura masculina que se sitúa de espaldas al espectador y con cabeza de buey, se trata de una representación alegórica –inspirada en la iconografía de Cesare Ripa- del río Po que discurre por la región de Lombardía. Completando la escena aparecen los ejércitos cartagineses en lucha.

Parece ser que Goya pudo seguir la misma composición para esta obra que para una pintura anterior que presentó a un concurso de la Academia de Zaragoza. El colorido utilizado abarca una amplia gama de grises, azules y tonos rosáceos que otorgan a la composición un ambiente heroico pero poco realista; de hecho, esta fue la mayor crítica del jurado de la Academia que no concedió al artista el primer premio sino una mención de honor.