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Castillo de Sant’Angelo de Corot

Publicado por A. Cerra
Castillo de Sant'Angelo de Corot

Castillo de Sant»Angelo de Corot

Este lienzo del artista francés Camille Corot (1796 – 1875) se conserva hoy en día en el museo del Louvre de París, y nos representa una de las estampas más típicas de la ciudad de Roma, con el paso del río Tíber y a sus orillas del Castillo de Sant»Angelo o Mausoleo de Adriano.

En realidad, los paisajes italianos son muy habituales en la producción pictórica de Camille Corot. Este pintor fue un personaje con inquietudes artísticas pero también con muchos recursos económicos, algo que le permitió viajar a tierras italianas, además de a otros lugares de Europa, como a Holanda. Y en todos esos sitios siempre tomó alguna influencia del arte local, para luego volcarla en sus obras.

En este lienzo vemos la característica pincelada muy suelta de Corot, quién en muchas ocasiones elegía como motivo para sus pinturas paisajes urbanos dominados por algún monumento histórico, algo que se comprueba en esta tela o las del Puente de Nantes o en la de La Catedral de Chartres.

De esas influencias que Corot tomaba de los lugares a los que viajaba, tal vez la más importante es la que tomó en Italia. Allí dio un importante avance hacia el movimiento artístico inmediatamente posterior a su época, el Impresionismo, algo que estaban también haciendo un grupo de pintores italianos denominados los Machaioli o “pintores de manchas”.

Pero Corot todavía es un pintor de estilo realista, que en su momento contactó con una corriente artística muy interesante, la Escuela de Barbizon, con los que en ocasiones fue a pintar al aire libre a Fontainebleau, pero que nunca quedó completamente adscrito al grupo y guardó su independencia. Eso sí, como hacía siempre aprovechó para tomar de pintores como Theodore Rousseau o Charles François Daubigny todo aquello que más le interesaba.

Por ejemplo, el no pintaba los paisajes por sí mismo, siempre buscaba alguna excusa que justificaran esa pintura. Algo similar a lo que hacían otros pintores realistas como Millet o Daumier, si bien no tenía una intención tan claramente social o de crítica como ellos. Basta recordar El Angelus de Jean François Millet o el Vagón de Tercera de Honoré Daumier, y ver como Corot no carga sus obras con excesivos mensajes sociales.

Además los paisajes de Corot no son totalmente una reproducción de la naturaleza y de la vista que contempla. Él hace su propia interpretación de esos parajes. De alguna forma suele aplicar un punto de vista bastante lejano, lo cual evidentemente físicamente le aleja, y en cambio consigue dotar a sus vistas de una cercanía espiritual.

Y otro de los rasgos de su pintura, es que generalmente se trata de composiciones muy equilibradas, tanto por los volúmenes que recrear como por el cuidadoso estudio de la luz y de los colores. Este cuadro del Castillo de Sant’Angelo es un buen ejemplo, ya que divide el cuadro prácticamente en dos, siendo el horizonte de alguna forma el puente sobre el Tíber en el centro, cielo arriba, agua abajo, y a los lados el volumen del Castillo y de las casas romanas. Y todo con un colorido propio de un amanecer que da uniformidad a la imagen.