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Cristo sostenido por un ángel, Antonello da Messina

Publicado por Laura Prieto Fernández

La obra del Cristo muerto sostenido por un ángel es una de las pinturas más conocidas del artista Antonello da Messina (1430 – 1479).

Messina fue una de las figuras más relevantes del Quattrocento italiano, nacido en la localidad de Messina su verdadero nombre fue Antonello di Giovanni. Se formó en el taller Colantonio situado en Nápoles y su obra pronto comenzó a estar entre las más valoradas de su época. En su producción destaca el tratamiento lumínico de gran calidad así como la calidad táctil de los objetos representados gracias al uso de la técnica del óleo.

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El artista es uno de los genios que, influenciado por los Primitivos Flamencos –pintores de la zona de Flandes de la talla de Jean Van Eyck-, supo combinar las tendencias lumínicas de la zona del Norte con el porte majestuoso de las figuras realizadas por la escuela romana.

La obra que aquí nos ocupa fue realizada en los último años de la vida del pintor, en torno a 1474, de hecho se piensa que en la pintura no sólo intervino Messina sino también su hijo Jacobello. La obra apareció en pleno siglo XX en una colección privada localizada en el País Vasco y posteriormente pasó a los fondos del Museo del Prado, su iconografía y composición fue fundamental en la producción artística de los artista españoles; la obra presenta una fuerte dicotomía entre el dramatismo de la temática y una ambientación demasiado relajada.

En el primer plano el artista representa la figura de Cristo ya muerto y sedente sostenido por un pequeño ángel. Jesucristo es representado a través de un cuidadísimo estudio anatómico que nos permite conocer la maestría del pintor, su rostro es sereno y en él no hay rastro de dolor. En su costado aparece una profunda herida de la que mana la sangre y su torso y cuello están bañados por pequeñas gotas de sangre. Aparece ataviado con un paño blanco de pureza y una especie de manto azul grisáceo del que se sirve el ángel para mantenerlo en pie. El joven angelito aparece sosteniendo a Jesucristo con gran respeto y dignidad, el artista ha optado por la representación de un pequeño niño que solloza afligido.

La dura escena de la muerte de Cristo aparece ambientada en un paraje soleado de gran calma y belleza. Bajo el ala del ángel encontramos la representación del monte calvario con las cruces de Jesucristo y los dos ladrones, en la zona de la derecha la representación de una ciudad, Jerusalén, que el artista optó por representar como su propia ciudad natal. En un plano más cercano al espectador vemos numerosos elementos vegetales y huesos y cráneos humanos esparcidos por el terreno que nos indican la presencia de un cementerio.

Así la minuciosidad de los detalles nos habla de la influencia de los flamencos que Antonello pudo conocer en la década de los cincuenta y que se conjuga con la majestuosidad de la anatomía y composición más italiana. La línea modela cada uno de los elementos con gran virtuosismo y se completa con un uso muy apropiado del color.