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Descendimiento de la cruz, Rubens

Publicado por Laura Prieto Fernández

El descendimiento de Cristo de la cruz es una de las obras más conocidas del artista flamenco Pedro Pablo Rubens, en realidad ésta no es una obra aislada sino que se presenta como la tabla central de un tríptico conservado en la Catedral de Amberes, el conjunto se completa con las tablas de la Visitación de la Virgen y la Presentación de Jesús en el Templo. Todas las obras fueron realizadas en óleo sobre tabla entre 1612 y 1614.

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Pedro Pablo Rubens (1577 – 1640) fue sin ningún género de dudas, el artista más destacado de la conocida escuela flamenca que se desarrolló en Flandes, Países Bajos, durante la época barroca. Humanista y viajero, Rubens comenzó a estudiar pintura tras la muerte de su progenitor; sus años de formación fueron de la mano de pintores de segunda, de los que el artista pronto absorbió todo lo que podían enseñarle. De su paso por Italia y España quedaron varios ecos en su pintura que unidos a su maestría, lo convirtieron en uno de los artistas más apreciados de todo Flandes. A partir de 1620 le artista logró una fama mundial que le permitía realizar encargos para las cortes europeas más importantes.

El 7 de septiembre de 1611 el artista recibió un importante encargo por parte de la coalición de arcabuceros de Flandes, la realización de un tríptico que representara escenas de la vida de Jesucristo. Rubens representó en la tabla central un episodio póstumo de la vida de Jesús, su descendimiento de la cruz.

En la obra ya sólo queda el dolor de la madre al recibir el cuerpo de su hijo, el sufrimiento se ve reflejado en el rostro de los personajes. El cuerpo sin vida de Jesucristo cae de la cruz junto con una sábana blanca. Éste es el centro de la obra y en torno a él, se arremolinan un conjunto de personas: su madre que pese al dolor ayuda a descender el cuerpo de su hijo ya sin vida, a los pies María Magdalena y una de las piadosas mujeres. Completando la escena aparecen las figuras de Nicodemo, José de Arimatea y otros ayudantes.

La escena se desarrolla en un pequeño espacio, las figuras parecen oprimidas y sus cuerpos son demasiado volumétricos. La musculatura de las figuras es robusta otorgándoles una gran carga volumétrica y en ellas se aprecia la influencia de las obras de Miguel Ángel o las esculturas helenísticas como el Laocoonte.

El artista combina a la perfección la línea con el color, ésta aparece destacada en la figura de Jesucristo que se recorta contra la sábana a la vez que los colores destacan en la parte central, el blanco de la sábana y el rojo del manto de María. El ambiente está cargado y el genio barroco ha sabido captar perfectamente la atmósfera del momento gracias a la perspectiva aérea. El potente claroscuro acentúa el dramatismo de la escena y gracias a la combinación con el movimiento de las formas y líneas la obra adquiere gran realismo y patetismo.