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Doble retrato con vaso de vino de Chagall

Publicado por A. Cerra

Doble retrato con vaso de vino de Chagall

Esta obra fue realizada en 1917 por Marc Chagall y en la actualidad se expone y conserva en el Museo Nacional de Arte Moderno de París.

En realidad, se trata de un autorretrato en el que el artista aparece con su esposa, llamada Bella. Una obra que es fruto de una época de pasión y reverencia a su mujer, una fase en la que pintó cuadros como El Paseo o El cumpleaños, todas ellas inspiradas por su amor.

Por supuesto, son obras que irradian felicidad, todo aquí es alegre. Los colores, las formas, todo les lleva a su mágico mundo de enamorados. Lo cierto es que en este caso del Doble retrato con un vaso de vino, la escena no nos presenta otra cosa que un brindis por la felicidad, por ese estado en el que es posible volar y hacer locuras.

Todo ello lo plasma con una evidente construcción vertical para la composición. Pero esa clara verticalidad, incluso por el formato de la tela (233 cm de alta por 136 de ancho), se ve compensada por esa sensación de oscilación, de movimiento y desequilibrio que provoca la inclinación de los dos personajes.

Esa verticalidad da cabida a esa idea de vuelo, de estar en las nubes, o más bien en el cielo del amor. El artista subido a hombros de su amada está literalmente por encima de las cosas terrenales. Incluso Bella también sobrevuela la realidad, porque pese a estar abajo, sus pies no tocan el suelo, sino que están en contacto con el agua del río, como si pudiera caminar sobre él.

El río, el puente, la vista panorámica de la ciudad, tan apenas ocupan una franja en la parte más baja del cuadro. No importan, solo importan los dos enamorados. Sus rostros y sus gestos muestran su estado de ánimo, pero también los colores que ha usado Chagall.

Ha buscado armonías de color de lo más refinado, que van del verde del río, que puede parecer transparente, al ocre del paisaje, el morado de la pierna de Bella que emerge del blanco del vestido. Un vestido muy escotado. Toda esa masa clara sostiene a Marc Chagall que viste unos pantalones verdes oscuros y una chaqueta de un rojo muy vivo.

Además todo este conjunto de verticalidad destaca muchísimo sobre un fondo prácticamente dividido en dos mitades y dos colores. Y como remate de esas dos figuras que en realidad son una, el artista ha pintado una especie de ángel, que actúa como una especie de corona sobre los enamorados.