Arte

El café Pombo de Solana

Publicado por A. Cerra
El café Pombo de Solana

El café Pombo de Solana

Esta obra la pintó José Gutiérrez Solana en el año 1920 y en la actualidad cuelga de las paredes del museo Reina Sofía de Madrid.

Solana tuvo una importante vertiente como pintor de retratos, tanto individuales como es el caso del retrato que hizo del escritor Miguel de Unamuno en 1935, como de grupo, cuyo máximo exponente es esta obra en la que los asistentes a la tertulia literaria del café Pombo posan en actitud solemne y con posturas bastante hieráticas como si estuvieran posando para una fotografía.

En esa tertulia un grupo de intelectuales de la época se reunía periódicamente para hablar de lo acultural, de los heterodoxo, de las modernas y rompedoras vanguardias artísticas de principios del siglo XX. Ahí acudían los retratados: Manuel Abril, Tomás Borrás, José Bergamín, o Salvador Bartolozzi, todos ellos presididos por el más vanguardista de los escritores del momento: Ramón Gómez de la Serna, uno de los integrantes de la llamada Generación del 14.

Todos ellos representaban un movimiento más liberal y progresista en la sociedad española de la época, y sin embargo nos lo presenta sentados bajo un cuadro en el que está representado un matrimonio de burgueses, que de alguna forma son el contrapunto a estos intelectuales, ya que la burguesía acomodada, representaba un mundo más conservador, con el que Solana se enfrentó en numerosas ocasiones tanto con sus palabras como con sus cuadros.

También el propio Solana se representa entre ese grupo de lo más granado de la intelectualidad madrileña, y aparece sentado dispuesto a escuchar el discurso que va a argumentar Gómez de la Serna.

El ambiente en el que envuelve la escena nos retrotrae a la Historia Negra española, y aún alude más a ella con esa especie de homenaje al Barroco hispano gracias a la presencia de ese bodegón de copas y botellas en el primer plano, e incluso se puede ver un espejo de aires de Velázquez. Y es que las grandes influencias de José Gutiérrez Solana fueron los dos más grandes artistas de la pintura española de todos los tiempos, por un lado Diego Velázquez y por otro Francisco de Goya.

De hecho, este cuadro está íntimamente emparentado con su obra literaria más importante, la España Negra, algo que remite de forma inmediata a las personalísimas pinturas negras de Goya.

Y es que Solana fue un intelectual muy crítico con su época, y a lo largo de toda su vida pintó en muchas ocasiones un país lleno de creencias y supersticiones en las que los ritos y personajes de la iglesia católica tenían una enorme influencia en la sociedad, una sociedad en la que por otra parte se podían ver escenas de cruda incultura y pobreza, algo que también él pintó en numerosas ocasiones, incluyendo algunos de los colectivos más marginales, como por ejemplo las prostitutas.