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El Expolio, el Greco

Publicado por Laura Prieto Fernández

Pocos artistas han influido tanto en la estética de la pintura renacentista como lo ha hecho el Greco. En esta ocasión nos encontramos ante una de sus obras más famosas la cual realizó a su llegada a España, el Expolio.

A pesar de que a día de hoy el Greco está considerado como uno de los máximos exponentes de la estética manierista lo cierto es que el pintor fue en cierto sentido un incomprendido y a pesar de trabajar para algunos de los comitentes más destacados de la época sus óleos no fueron siempre bien recibidos. Como ya hemos señalado, el Expolio es una de las primeras obras que el artista realizó en España. Se trataba de un encargo para el Cabildo de la Catedral de Toledo que el artista consiguió gracias a la intersección de su amigo Don Diego de Castilla.

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El encargo finalmente no resultó ser tan favorable como en un principio pudiera parecer y es que la libertad artística con la que el Greco interpretó chocó contra los rígidos principios del clero español, de hecho esta sería la última vez que el artista trabajaría para la Catedral de Toledo debido a los malentendidos.

El Expolio es un tema religioso procedente del Nuevo Testamento que se engloba dentro de la iconografía de la Pasión. Se trata de una escena en la que los soldados romanos se disponen a arrancarle las vestiduras a Jesucristo mientras que una multitud se agolpa para observar la escena. El artista situó a la derecha del lienzo en un primer plano a las tres Marias y a la izquierda uno de los soldados que agachado en un potente escorzo típico de la pintura manierista, prepara la cruz clavando los maderos. Jesucristo ataviado con un llamativo manto rojo se sitúa en el centro de la composición y a su lado un hombre con una armadura del siglo XVI. Entre ka muchedumbre destaca un hombre desconocido que señala al espectador llamando nuestra atención.

Fueron precisamente este tipo de libertades las que hicieron que el Cabildo Catedralicio de Toledo rechazase la obra del artista y de hecho, le ofrecieron como pago de la obra mayor cantidad por el marco –que él mismo también elaboró- que por el óleo en sí.

En la composición la figura de Jesucristo se ha representado de forma monumental, los pliegues ampulosos de sus ropajes le otorgan un aspecto escultórico. Por su parte la composición de las figuras secundarias alrededor de Cristo parecen formar una especie de mandorla o almendra mística al más puro estilo de las Maiestas Domini o Cristo en majestad.

En la obra del Greco se puede apreciar una influencia de las formas bizantinas que conoció a lo largo de su etapa de formación, fruto de esta influencia son los cuerpos y formas alargadas de los rostros tan típicos de la figura del artista. La gama de colores utilizada es oscura y sobre ella destacan los colores del manto de Cristo y los amarillos del primer término.