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Grabados de Veruela de Valeriano Bécquer

Publicado por A. Cerra
Monasterio de Veruela

Monasterio de Veruela

Valeriano Bécquer fue un pintor e ilustrador español del siglo XIX. Un personaje destinado a ser artista teniendo en cuenta sus antecedentes familiares, ya que era hijo y sobrino de pintores, y hermano del gran poeta Gustavo Adolfo Bécquer.

De hecho su carrera artística, y también su vida personal, está estrechamente vinculada a la figura de su hermano. Un buen ejemplo en este sentido son los grabados que hizo del monasterio cisterciense de Veruela en la provincia de Zaragoza.

En ese monasterio se recluyó durante unos meses Gustavo Adolfo Bécquer aquejado de graves problemas pulmonares y hasta allí fue para intentar sanarse gracias al clima seco y de fuertes vientos de la zona. Y así durante el año 1864, su hermano Valeriano no tardó en reunirse con él e instalarse también en el monasterio.

Durante esa estancia realizó infinidad de acuarelas e ilustraciones del monasterio de Veruela, mientras Gustavo Adolfo escribía su obra Cartas desde mi celda. Y además, el escritor redactó sobre el monasterio y sus inmediaciones diversos artículos para la prensa de la época, mientras que su hermano realizaba las ilustraciones para esos reportajes.

En total Valeriano, cuyo nombre real era Valeriano Domínguez Bécquer, realizó entre dibujos y acuarelas unas 100 obras, que hoy se agrupan bajo en un álbum titulado Expedición a Veruela. Este conjunto de obras, en la actualidad están en manos privadas, ya que a la muerte del pintor en 1870, las heredó su viuda, aunque hacía ya tiempo que vivían separados. Con el paso del tiempo, la viuda vendió estas obras a un anticuario alemán, y desde éste llegaron a la Universidad de Columbia en Nueva York, que es la institución propietaria del conjunto.

En total son 91 imágenes en las que se puede ver la maestría artística del pintor, que lo convierten en uno de los máximos representantes del Romanticismo pictórico en España. Además, se trata de unas imágenes que se pueden considerar de un alto valor antropológico e histórico, ya que ahí se muestran escenas y costumbres de las gentes de esa región, así como queda documentado el aspecto que por aquel entonces tenía el monasterio. Porque Valeriano pintó multitud de detalles de capiteles, ornamentos cerámicos, puertas o arcadas, que en muchos casos no se conservan hoy en día, por lo que son imágenes muy valiosas para los historiadores del arte.

Un ejemplo de este valor testimonial es conocer que dejó retratadas más de 50 marcas de cantero repartidas por todo el edificio. De hecho, la importancia de este álbum para conocer la historia del monumento es tal, que en la actualidad una de las estancias del monasterio alberga una exposición permanente divulgando la presencia de los dos hermanos Bécquer en el cenobio.

Y es que hay que tener en cuenta que cuando llegaron hasta aquí estos dos hermanos de origen sevillano, el monasterio se encontraba en un estado ruinoso en gran parte de él, porque el monasterio había sido desamortizado en 1835 como tantos edificios eclesiásticos españoles. Y eso que el conjunto monacal remonta sus orígenes hasta la Edad Media, cuando fue fundado en el siglo XII aunque su construcción no concluyó hasta el año 1248, creando así uno de los monasterios de la Orden del Císter más bellos de España.