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Hombre desnudo, Caillebotte

Publicado por Laura Prieto Fernández

A lo largo de los siglos numerosos artistas nos han brindado obras en las que los personajes aparecen desnudos, en este sentido no se plantea ninguna novedad la figura sin ropa, ya sea de un hombre o de una mujer, aunque bien es cierto que durante algunas épocas y situaciones concretas las obras de desnudos no fueron especialmente bien vistas. En este contexto parece extraño señalar pues, que la obra que aquí analizamos causase un gran revuelo en la sociedad parisina del siglo XIX cuando se trataba de una sociedad moderna, cada vez más avanzada y en la que paulatinamente se iban dejando atrás los remilgos de las etapas predecesoras.

La pieza fue pintada a finales del XIX, en torno al año 1884 y presentada ante el gran público en la exposición de Les XX, en la que participaban artistas de la talla de Gauguin, Cezanne o Pissarro entre otros. El revuelvo que causó la obra de Caillebotte fue tan grande que el artista hubo de retirar su obra de la exposición ante las fervientes críticas y es que si bien es cierto que la sociedad parisina era bastante moderna para su época la obra de Caillebotte rompía con los esquemas establecidos en el mundo del arte.

A estas alturas las mujeres ya habían sido representadas en múltiples posturas de desnudos, desde las tradicionales esculturas griegas hasta las figuras sensuales de los pintores romanticistas pasando por las escenas mitológicas en las que a menudo las jóvenes llevaban poca ropa; sin embargo, el desnudo masculino seguía anclado a la época de los dioses, eran seres anodinos que difícilmente se podrían encuadrar en un espacio y en un tiempo mientras que el Hombre desnudo en el baño, era un hombre de su tiempo.

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Gustave Caillebotte (1848 – 1894) fue pintor y grabador parisino. Hijo de una familia adinerada sus primeros pasos en el mundo de la pintura fueron en el taller de León Bonnat y posteriormente entró a formar parte de la Escuela de Bellas Artes de París donde no acabó sus estudios ya que heredó una pequeña fortuna de la herencia familiar que le permitió dedicarse en exclusividad a la pintura. Caillebotte es un fiel admirador del realismo pictórico como puede apreciarse en algunas de sus obras como Los Acuchilladores de parqué o en el mismo lienzo que aquí analizamos.

Nos encontramos a un hombre desnudo que acaba de salir del baño y se dispone a secarse con la toalla, pese a ser el único personaje de la composición éste no ocupa el centro sino que aparece ligeramente desviado. El hombre aparece de espaldas al espectador, ajeno a su presencia y afanado en su trabajo mientras que la ropa le espera bien doblada en la silla que queda en frente a él.

Especial atención merecen las pinceladas de la bañera, rápidas y precisas, en las que el artista ha representado con gran calidad técnica las gotas de agua que aún quedan en la tina.

Además de la representación del desnudo masculino, la obra de Caillebotte destaca por su atención al detalle en la representación de la vida cotidiana. La habitación en la que se encuentra el hombre desnudo está meticulosamente detallada, desde el patrón de las baldosas del suelo hasta el reflejo del agua en la bañera. Esta atención al detalle es una de las características más destacadas del realismo pictórico, corriente que Caillebotte admiraba y practicaba.

La obra también se destaca por su composición. Aunque el hombre desnudo es el punto focal de la pintura, Caillebotte ha equilibrado la composición con la inclusión de otros elementos en la escena, como la silla con la ropa doblada y la bañera. Estos elementos, junto con la postura del hombre y su ubicación en la pintura, crean una sensación de equilibrio y armonía en la obra.

El uso del color también es notable en la pintura de Caillebotte. Aunque la paleta de colores es relativamente limitada, el artista ha logrado crear una sensación de profundidad y volumen a través de la variación de tonos y sombras. Los colores cálidos de la piel del hombre contrastan con los tonos fríos de la bañera y las baldosas del suelo, lo que añade un mayor realismo a la obra.

En definitiva, la obra «Hombre desnudo» de Gustave Caillebotte es una pieza que rompe con las convenciones de su tiempo y destaca por su realismo y su atención al detalle. A pesar de las críticas que recibió en su momento, hoy en día es considerada una de las obras maestras del artista y un importante hito en la historia del arte.