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La batalla de Trafalgar de Turner

Publicado por A. Cerra

La batalla de Trafalgar de Turner

El pintor inglés Joseph Mallord William Turner, o más conocido simplemente como Turner, ha pasado a la historia por sus múltiples cuadros de temas marinos. Unos cuadros en los que experimentó al máximo las posibilidades de la luz y el color hasta llegar a obras en las que casi llega a desaparecer la forma como puede ser Tormenta de nieve o Puesta de sol sobre el lago.

Turner fue un pionero en su tiempo, su estilo revolucionario y su uso audaz de la luz y el color fueron precursores del impresionismo, movimiento que no surgiría hasta varias décadas después de su muerte. Su obra fue una fuente de inspiración para muchos artistas posteriores, y su influencia se puede ver en las obras de pintores tan diversos como Monet y Whistler.

Pero además de esas revolucionarias obras para la historia del arte, teniendo en cuenta que fueron realizadas en el primer cuarto del siglo XIX, hay que tener en cuenta que William Turner era profundamente inglés, y como inglés y pintor de marinas tenía que hacer su propia representación de una de las victoria navales más celebrada en su país. Hablamos de la batalla de Trafalgar que tuvo lugar frente a la costa española de la provincia de Cádiz y que supuso un gran paso para que Gran Bretaña se defendiera de la amenaza que suponía la armada napoleónica.

El cuadro de la batalla de Trafalgar es un ejemplo perfecto de cómo Turner combinaba su habilidad para capturar la luz y el color con su interés en la historia y los eventos contemporáneos. La batalla de Trafalgar fue un evento crucial en la historia de Gran Bretaña, y Turner la retrató con una intensidad y un dramatismo que capturan la importancia y la emoción del evento.

Cuando Turner se dedicó a pintar asuntos históricos como este, lo cierto es que era capaz de combinar su maestría para la representación de la luz y los diferentes agentes atmosféricos con un concienzudo estudio documental del momento que estaba representando y más todavía en acontecimientos como este, tan cercanos entre sí, ya que aquí nos presenta la batalla de Trafalgar del día 21 de octubre de 1805 y esta enorme tela (261 x 368 cm) la pintó en 1824 tras un encargo que le había hecho el propio rey Jorge IV dos años antes. Por cierto un lienzo que se conserva en el National Maritime Museum de Londres.

Y hay que decir que cuando Turner entregó el cuadro a Jorge IV, la verdad es que no tuvo la mejor acogida, y se le echó en cara al pintor que había pintado demasiadas víctimas británicas.

Si bien es cierto que ya había hecho antes una visión mucho más dramática de aquel episodio, centrándose precisamente en la muerte del almirante Nelson, que fue herido en Trafalgar para morir sin ver la victoria definitiva.

También aquí el almirante tiene un gran protagonismo, o al menos su barco Victory. Vemos su cubierta con muchos marineros rodeando a su jefe malherido. E igualmente pinta el buque francés Redoutable, a punto de ser hundido, con sus palos y velas destrozadas, con los marineros saltando al agua, pero con tiempo suficiente para lanzar el cañonazo que hirió al almirante, que aquí se convertiría en todo un héroe para los ingleses. Tanto es así que la principal plaza de Londres, Trafalgar Square, lleva el nombre de esta contienda y se levanta la Columna de Nelson.

La obra de Turner, con su énfasis en la luz, el color y la atmósfera, marcó un cambio importante en la pintura de paisajes y marinas. Su enfoque innovador y su habilidad para capturar la esencia de un momento en el tiempo han dejado una huella indeleble en la historia del arte. La batalla de Trafalgar es un testimonio de su maestría y su visión, una obra que captura un momento crucial en la historia de su país con una intensidad y un dramatismo que siguen resonando hoy en día.