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La Magdalena penitente, La Tour

Publicado por Laura Prieto Fernández

En algunas ocasiones la historia del arte ha olvidado con el paso del tiempo a grandes figuras artísticas, pintores, escultores o arquitectos de gran valía cuyo arte ha permanecido olvidado e incluso en el peor de los casos, atribuido a otros colegas. Pero ocurre también, aunque bien es cierto que en muy pocas ocasiones, que la propia historia que los desterró de sus páginas los vuelve a poner en boga y finalmente, pese a la tardanza, adquieren un lugar destacado en el mundo del arte. Éste es precisamente el caso del pintor que aquí nos ocupa, George de la Tour, un artista que cayó durante mucho tiempo en el olvido y que muchas de sus piezas no fueron reconocidas como suyas, sino atribuidas a pintores contemporáneos. Por suerte, a principios del siglo XX su obra fue redescubierta y puesta en valor por expertos como Hermann Voss.

La Tour (1593 – 1652) fue uno de los artistas más reconocidos en su época y durante su vida cosechó un buen número de éxitos profesionales. Hijo de un tahonero, parece ser que el artista se formó en Nancy, Lorena y aunque parece que conoció las obras de los tenebristas italianos -especialmente de Caravaggio- no se sabe si se debió a un viaje a Italia o simplemente al flujo de piezas que transcurría por Europa.

En esta ocasión nos disponemos a analizar una obra que data de entre 1638 y 1648, se trata de un óleo sobre lienzo de formato vertical que mide unos ciento treinta centímetros de altura y algo más de un metro de anchura. La obra está realizada en óleo sobre lienzo y en la actualidad se exhibe en el Metropolitan Museum de Londres.

La obra representa una temática tradicional, es la representación de María Magdalena, pero bajo un nuevo parangón; normalmente María Magdalena como penitente es representada como una mujer abandonada y desaliñada, pero en esta ocasión el artista representa a la joven como una especie de maniquí, sin ninguna imperfección. Aparece sedente y gira su rostro de manera que éste queda oculto al espectador, pero aun así, podemos imaginar su belleza.

La Tour realizó varias versiones con el tema de la Magdalena penitente, quizás la más famosa de estas versiones sea la del Louvre, muy similar a ésta que aquí analizamos pero sin embargo, hay ciertos detalles que el artista ha modificado como por ejemplo el hecho de que nos presente a Magdalena con las piernas cubiertas, mucho más pudorosa y en la mesa encontramos , en esta ocasión, un espejo que nos devuelve en su reflejo unas velas encendidas y que dan a la habitación un ambiente tenebrista.