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Las Grandes Bañistas de Renoir

Publicado por A. Cerra
Las Grandes Bañistas de Renoir

Las Grandes Bañistas de Renoir

Este cuadro lo acabó Renoir en el año 1887, pero en él invirtió hasta 3 años de trabajo, ya que de alguna forma en esta tela volcó el resultado de muchas de sus investigaciones respecto al arte impresionista. Sin olvidar que este óleo pintado sobre lienzo que hoy se expone en el Museo de Arte de Philadelphia, en los Estados Unidos, sería impensable sin las influencias que recibió durante su viaje a Italia de 1881 en el que conoció de primera mano el arte de los grandes maestros del pasado.

Incluso la temática también tiene un antecedente en los siglos pretéritos, ya que se inspiró en un gran relieve de Françoise Girardon (1628 – 1715), titulado El baño de las Ninfas y que está en Versalles. Si bien, una referencia inmediata al ver esta obra también son los desnudos de Ingres.

En general en esta obra de Renoir se puede apreciar que domina el dibujo, y prácticamente se ven las líneas que encierran las diferentes masas de color. Pero no solo usa el dibujo para cerrar formas, también crea con él los volúmenes. Y el gran acierto del artista es que no plantea un enfrentamiento entre dibujo y color, sino que es capaz de hacerlo todo uno con el objetivo de conseguir una imagen de lo más voluptuosa.

De alguna forma, lo que sí que enfrenta es la línea inspirada en el arte romántico de Dominique Ingres con las figuras rotundas de la pintura barroca de Rubens, pero todo ello único mediante unos fondos creados con trazos absolutamente sueltos. En general podríamos decir que está usando la luz y el color impresionista con un dibujo que contornea y precisa las figuras.

Renoir pintó en varias ocasiones escenas de bañistas, y en todas ellas aparecen las mujeres desnudas, en grupo o de forma individual. Y es que en este tipo de cuadros el pintor solo tiene un objetivo, que no es otro que retratar la belleza, para él representada en la figura femenina.

Y otra característica que une a todos estos cuadros de bañistas que nos presenta mujeres anónimas pero de una forma claramente monumental, lo cual no está reñido con la carga de sensualidad que transmiten. De alguna forma, todas estas mujeres son atractivas y sobre todo sonríen al espectador. Son escenas amables. Es algo que perduró a lo largo de los años en los cuadros de Renoir, ya que uno de sus últimas obras también son unas Grandes Bañistas que realizó en 1917, cuando sus condiciones físicas (estaba postrado en una silla de ruedas) hacían muy difícil que pintara y sin embargo, lo hacía.