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Pintura islámica

Publicado por Laura Prieto Fernández

En casi todos los movimientos artísticos desarrollados a lo largo de la historia (románico, renacimiento, neoclasicismo…) tenemos presente el arte desarrollado en tres facetas diferentes: en la pintura, en la escultura y en la arquitectura. Sin embargo, al hablar del arte islámico las manifestaciones artísticas más destacadas siempre son la arquitectura y la escultura mientras que la pintura ha quedado relegada mucho más allá de un segundo plano.

En realidad el género pictórico también fue desarrollado por el arte islámico -aunque con unas peculiaridades concretas y de manera más escasa que la escultura o arquitectura- se pueden encontrar obras pictóricas desarrolladas en miniaturas o incluso en fresco como motivo decorativo de las grandes construcciones palaciegas.

En realidad no sólo la pintura sino todo el arte islámico aparece condicionado por un factor determinante en esta cultura: la religión. De hecho, más que en ninguna otra cultura éste es uno de los factores que más influye en el desarrollo artístico; así la representación humana queda prohibida en el Corán de manera que en las mezquitas se manifiesta con la ausencia de esculturas o pinturas que representen a Mahoma o a Alá.

En los templos religiosos las manifestaciones pictóricas quedan relegadas a la epigrafía (ya sea Nasji o Kufica) con el fin de evitar la idolatría a las falsas representaciones. A menudo ésta aparecía combinada con motivos vegetales o geométricos que cada vez se fueron complicando más y creando verdaderas tendencias dentro del mismo arte. Así el uso de los motivos caligráficos dentro de las mezquitas pasó a tener dos objetivos muy concretos: por un lado se observa una clara intención didáctica con el fin de remarcar algunos de los pasajes más destacados del Corán, por otro se trataría de un aspecto meramente decorativo.

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Aunque más reducido a los palacios reales del desierto también podemos hablar de escenas con animales y personas; a menudo se desarrolla en éstas motivos de baños con figuras femeninas. En estas posteriores las representaciones humanas y animales van adquiriendo paulatinamente importancia hasta desarrollar un complejo programa iconográfico.

Quizás sea la iluminación de manuscritos donde la pintura haya adquirido el mayor desarrollo dentro del arte islámico. En realidad las primeras ilustraciones están realizadas en obras de tipo científico o novelas, de hecho apareció un importante foco miniaturista en torno a una escuela ubicada en Bagdad. Sin embargo, las restricciones de tipo teleológico hicieron que pronto la miniatura quedas desplazada a las regiones árabes que quedaban fuera del islamismo como Persia o la India.

De hecho en la región persa la miniatura tuvo un gran desarrollo en la Meseta de Irán, las obras se alejaban del realismo de manera intencionada con el fin de no caer en la idolatría pero sus técnicas eran de lo más finas y depuradas. Se obvió la perspectiva y profundidad de las figuras a través del sombreado y trataron de llevar a cabo representaciones fantásticas que conscientemente se alejaban del realismo natural.

Así la pintura islámica ha sido la gran olvidada de ésta corriente artística pero no por motivos técnicos o de calidad, sino como requerimiento de la propia cultura religiosa.