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Salomé de Gustave Moreau

Publicado por A. Cerra
Salomé de Moreau

Salomé de Moreau

Gustave Moreau (1826 – 1898) es junto a Odile Redon y Puvis de Chavannes uno de los integrantes del movimiento artístico simbolista que tuvo lugar en Francia durante las últimas décadas del siglo XIX.

En concreto, esta obra pintada sobre lienzo con la técnica del óleo aproximadamente en el año 1876 se conserva en el Museo Gustave Moreau en la ciudad de París, un museo íntegramente creado para exponer la obra de este pintor y mantener viva su memoria.

Aquí aparece el tema de Salomé, un tema muy en boga en la pintura, la literatura y las composiciones musicales de aquellos años. Y siempre se trata a Salomé como el prototipo de femme fatal, mujer fatal, algo recurrente en la visión simbolista del mundo. Una mujer que al mismo tiempo fue perversa e inocente, a lo que se suma el exotismo de la ambientación, la carga sensual de la mujer y el peligro que irradian sus acciones.

Es decir, esta pintura de Moreau está cargada de literatura, y todo ello ambientado en una atmósfera de orientalismo creado a base de superficies de colores muy vivos y sobre todo muy suntuosos, lo cual, junto a los arabescos de la pintura le otorgan modernidad a la tela.

Se trata de una obra muy propia del estilo de Moreau, quién fue todo un especialista a la hora de plantear un tratamiento erótico a diversos temas literarios, e incluso bíblicos.

El cuadro se integra dentro de su ciclo de pinturas que relatan La Historia de San Juan Bautista. Un conjunto en el que estilísticamente predomina la linealidad y concede una enorme importancia a las arquitecturas donde se desarrollan las distintas escenas.

Aunque Gustave Moreau fue un pintor simbolista, lo cierto es que su estilo fue tremendamente personal e intransferible, y halló su propio lenguaje que le diferencia de otros artistas de ese movimiento artístico. Por supuesto, que sus obras están cargadas de ideas simbolistas e incluso con elementos propios de los sueños, pero siempre las ubica en atmósferas muy cargadas y un tanto obsesivas, lo que hace que al contemplar sus obras inmediatamente se reconozcan como propias de Moreau, un pintor con su personal lenguaje muy expresivo.

Y en muchas ocasiones realizó series de pinturas, como en este caso, o los cuadros del ciclo mitológico que relata la vida de Zeus. Tanto en un ciclo como en otro, Moreau da por hecho que el espectador conoce la historia que narra, y es que él empleaba los temas mitológicos, literarios o bíblicos como una excusa para plasmar su particular conjunto de símbolos y alegorías.