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Venus de Brassempouy

Publicado por Laura Prieto Fernández

La Venus de Brassempouy o Venus de la caperuza es una de las piezas de arte mueble más destacadas que han llegado hasta nuestros días. Se trata de la representación de una figura femenina tallada en marfil por lo que formaría parte del conjunto denominado como Venus, es decir un conjunto de piezas de bulto redondo que representan figuras femeninas; de hecho la Venus de Brassempouy fue la primera de todas la Venus paleolíticas en ser descubierta.

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La pieza fue descubierta en la localidad francesa de Brassempouy al sur de Francia en torno a 1893. En realidad los trabajos de excavación ya habían comenzado algunos años antes, en 1881, en dos zonas arqueológicas cercanas La Galería de las Hiena y La Cueva del Papa pero los restos encontrados en esas fechas pertenecían a la época Magdaleniense. No fue hasta la década de los noventa cuando el historiador y arqueólogo de origen francés Édouard Piette (1827 – 1906) descubrió algunos errores en la estratigrafía de las primeras excavaciones y halló un nivel con numerosos restos arqueológicos que parecían datar de la época Gravetiense por lo que nos encontraríamos ante una de la Venus más antiguas del Paleolítico Superior. Fue precisamente en este nivel donde el arqueólogo francés encontró los restos de numerosas piezas, algunas de ellas esculturas de bulto de rondo como la Venus de Brassempouy.

La principal diferencia entre la Venus de Brassempouy y el resto de las representaciones femeninas que denominamos Venus radica en el detallismo con el que fue la talla la pieza que aquí nos ocupa. Pese a que tan sólo se conserva la cabeza se puede apreciar un minucioso trabajo escultórico que nada tiene que ver con el resto de figurillas de este periodo. En la Venus de Brassempouy se ha labrado con sumo cuidado los ojos, la nariz e incluso el cuello mientras que en otras Venus como la de Laussel, Lespugue o Willendorf el mayor énfasis se encuentra en la representación de los atributos femeninos debido a su significado relacionado con la fecundidad. De hecho, no podríamos entender la Venus de Brassempouy en un contexto diferente – los estudios arqueológicos mantienen que la pieza también debía de ser un símbolo de fecundidad- sin embargo encontramos una nueva pauta estilística que hacen de esta pieza una de las mejores muestras de arte mueble del Paleolítico Superior.

En la pieza observamos un figura femenina cuyo rostro se ha tallado en forma de triángulo invertido de manera que el vértice de dicho triángulo hace las veces de barbilla. Enmarcando el rostro encontramos esa especie de casco geométrico que en realidad, no se sabe a ciencia cierta que podría representar y de hecho, algunos estudiosos sostienen que no se trataría de un casco sino del pelo de la mujer que ha sido trabajado con un ajedrezado. En el rostro se observa unas cejas arqueadas en delimitan el espacio de los ojos almendrados. La nariz es recta y bien perfilada y aunque la escultura no posee boca se ha representado un elegante cuello.