Venus de Milo
Se trata de una escultura de mármol, de autor desconocido, realizada a lo largo de la segunda mitad del siglo II antes de Cristo, y que en la actualidad se expone en el museo del Louvre de París.
Es una obra famosísima del arte griego, concretamente del periodo helenístico. Y su enorme prestigio se debe, además de a su indudable calidad artística, a la fama que adquirió en el siglo XIX cuando todos los artistas apreciaron en esta obra antigua la singular fusión de elementos clásicos y barrocos, que hizo que los escultores neoclásicos ensalazaran enormemente sus valores.
La figura presenta una composición abierta, basada en los juegos de curvas de las líneas del cuerpo, unas curvas muy suaves que se continúan con la elegante caída del paño que cubre a la mujer desde las caderas y hasta sus pies. Todo ello dando la sensación de un movimiento interior como si estuviera contenido.
Además hay que tener en cuenta la belleza del rostro, enmarcado por un cabello recogido peinado con raya en medio, que cierra una frente lisa, un marcado puente de la nariz, los ojos finamente delineados en su contorno y una boca pequeña.
En la época en que se esculpió esta escultura eran muy habituales las representaciones de Venus, la diosa romana del amor, cuya correspondencia con la mitología griega era Afrodita. Y es que ha pasado con el nombre de Venus, ya que muchas esculturas de la Grecia Helenística han llegado a nuestros días, gracias a copias realizadas por los romanos.
Este tipo de representaciones de Venus o Afrodita plasman el modelo de belleza de aquel tiempo. Por eso suelen ser mujeres robustas, de curvas generosas, en las que se une la belleza estética de la mujer con su poder para ser madre.
En algunos casos, estas esculturas nos muestras mujeres completamente desnudas y en otras ocasiones son más púdicas. Un ejemplo de estas últimas será la llamada Venus Medicis, mientras que una representación de Venus más sensual estaría representada por la Venus Cirene, conservada en el Museo de las Termas de Roma, que al contrario que la Venus Medicis, no se tapa sus partes pudendas con brazos y manos, sino que los levanta para dejar a la vista sus atributos femeninos. Esta Venus Cirene es una copia realizada en tiempos romanos a partir de un bronce original griego que no ha llegado a nuestros días.
Es habitual que a Venus o Afrodita se la represente en el momento del baño. Otro buen ejemplo de este tipo también se conserva en el parisino museo del Louvre, donde está la Afrodita lavándose, esculpida en el siglo III a. de C., que se nos presenta agachada, con el torso girado e inclinando, mostrando los pliegues y arrugas de su generoso cuerpo.
En definitiva, son muchas las esculturas griegas del periodo helenístico que representan a Venus, pero sin duda la Venus de Milo es la más famosa de todas, por la sensualidad de la pieza, la elegante postura, la belleza de su rostro y por el museo que la conserva.