Dos recaudadores de impuestos de Marinus van Reymerswaele
El conjunto de la obra pictórica de Marinus van Reymerswaele consiste en cuadros muy semejantes temática y compositivamente a este o a su célebre El cambista y la mujer. Es decir, cuadros donde se ve a una pareja de personajes, en un retrato de medio cuerpo ya que se sientan a una mesa y básicamente se dedican a contar dinero y a labores financieras. Es como si se hubiera dedicado a retratar a los banqueros, burgueses y también usureros de la época. Y a veces son retratos muy fieles, pero también hay detalles que le añaden un toque satírico como ocurre en esta obra que realizaría hacia el año 1540 y que actualmente se expone en la National Gallery de Londres.
Se sabe que son recaudadores de impuestos porque el libro que hay abierto sobre la mesa y en el que escribe uno de los personajes es perfectamente legible. Y de ahí que se deduzca que sería el tesorero de una consistorio, el cual está haciendo el recuento de los ingresos de ese municipio a partir de lo recaudado con los impuestos a productos como el vino, la cerveza o el pescado. De hecho se lee claramente la alusión a un mercado de pescado ubicado sobre un puente. Algo que precisamente existía en Reymerswaele, la ciudad de los Países Bajos originaria de Marinus.
No es la única referencia a esa localidad. También entre los documentos que hay en la parte superior, sobre la repisa de un armario hay más menciones a personajes que se sabe que vivieron allí.
Ese nivel de detalle y de minuciosidad es habitual en el arte holandés y también flamenco desde varias generaciones atrás. Algo que aquí se manifiesta por ejemplo en las monedas que hay sobre la mesa, ya que los expertos en numismática han podido identificar monedas de oro con el escudo del rey francés Francisco I o talentos de plata acuñados en el siglo XVI.
Es decir, todo en el cuadro es de una veracidad absoluta, salvo los propios personajes que difícilmente serían un retrato. Ya que sus caras, gestos y hasta la ropa tan arcaica que llevan tienen algo de grotesco, de caricatura. Llevan un tipo de sombreros de lo más caprichoso y hasta ridículos. Y el personaje de la derecha hace un gesto que delata una codicia cercana a la locura o a la obsesión. Por eso se deduce que la escena sería una parodia, mostrando que en el siglo XVI se tenía una visión tan negativa de los recaudadores como la que podamos tener a día de hoy.