Historias de Judith, Boticelli
Historias de Judith, es el nombre que recibe el famoso díptico pintado por el artista del Quattrocento italiano Sandro Boticelli. En realidad son dos tablas, El regreso de Judith a Betulia y El descubrimiento del cadáver de Holofernes, de las que no se conocen muchos datos.
Boticelli (1445 – 1510) es una de las figuras pictóricas más destacables del siglo XV, su fue pintura fue aclamada por los principales mecenas de la época y sus obras son exquisitas muestras de detallismo y virtuosismo compositivo.
A diferencia de lo que ocurre con sus obras de temática mitológica no son muchos los datos que conocemos de este díptico. Parece ser que fue encargado por la familia Médici pero no se ha concluido el contexto en el que se realizó dicho encargo, ni que miembro en concreto de la familia lo habría hecho. En cuanto a su datación parece ser que las obras se pueden fechar en torno a 1470 o 1472.
Siguiendo una técnica de témpera sobre madera el artista florentino representa una escena religiosa procedente de un pequeño texto bíblico conocido como El libro de Judith. Judit fue una heroína que engatusó al capitán de las tropas asirias que asolaban su pueblo prometiéndole una noche de pasión; la joven le terminó cortando la cabeza al capitán librándose así de la conquista de los asirios. El tema fue muy recurrido durante el siglo XV ya que se consideraba como uno de los mejores exponentes de la libertad.
Con todo Boticelli se declina por un momento muy particular de la historia, mientras tradicionalmente se había optado por representar el momento preciso de la decapitación Boticelli elige la escena en la que la joven Judith y su criada trasportan la cabeza cortada de Holofernes y el momento en el que es descubierto el cadáver del general.
En la tabla de Judtih el artista ha representado a la joven en su camino hacia Betulia; Judith aún porta en la mano la espada con la que ha realizado su hazaña mientras su criada la sigue con la cabeza de Holofernes. Ambas figuras son representadas con gracia y elegancia mientras el viento agita sus ropajes. Por su parte la tabla de Holofernes representa el preciso instante en el que los ayudantes del comandante hallan su cuerpo decapitado. La escena es sangrienta y el cuello del general aparece en primer plano sin cabeza mientras que Boticelli ha utilizado al resto de los personajes para hacer un perfecto estudio sobre las expresiones.
En ambas tablas se hace patente la influencia de artistas como Pollaiolo o Verrochio; la perspectiva ha sido trabajada con gran habilidad, sobretodo en la tabla de Judith donde sus ropajes al viento nos guían la mirada hasta la línea del horizonte. El detallismo es característico de las obras de Boticelli, así podemos encontrar un perfectísimo estudio anatómico en el cadáver de Holofernes. La luz por su parte es brillante y se expande perfectamente por toda la superficie.
Actualmente ambas obras están conservadas en la Galería de los Uffizi de Florencia.