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Militar y muchacha riendo, Vermeer

Publicado por Laura Prieto Fernández

En el siglo de Oro Holandés se llevó a cabo un buen número de obras pictóricas que destacan por la maestría de sus composiciones y la armonía cromático -lumínica, muchos fueron los pintores importantes en esta época, pero si debemos destacar tan sólo uno de ellos, nuestras miradas se giran hacia una de las figuras que más incógnitas ha planteado, y aún plantea a día de hoy, a los especialistas en arte, Johannes Vermeer.

La figura de este singular artista nacido en la ciudad de Delft en 1632 y fallecido en el mismo lugar tan solo cuarenta y tres años ha planteado un gran reto para los historiadores del arte que se encargan del estudio de su producción ya que ni los datos acerca de su biografía, ni acerca de su obra son claros o concluyentes. Poco sabemos sobre su formación, a mediados de siglo -concretamente en el año 1653- aparece por primera vez inscrito en el gremio de pintores de San Lucas de la ciudad de Delft como maestro de pleno derecho. Sin embargo, para llegar a esta posición era necesario pasar por un amplio aprendizaje en algún taller. Algunos autores hablan de la posibilidad de que Vermeer se formase en el taller de artistas como Leonaert Bramer, Gerard ter Borch o Carel Fabritius sin embargo ninguna de estas hipótesis ha podido cerciorarse; lo que sí parece seguro es la influencia que el pintor Pieter de Hooch supuso para Vermeer, bien fuese por el hecho de haber pertenecido a su taller o simplemente por ser un gran pintor al que el joven artista admiraba.

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En la obra que aquí analizamos encontramos algunas de esas características en la que se puede apreciar la influencia de Hooch. La obra se trata de un pequeño lienzo de formato vertical que lleva por título Militar y muchacha riendo o El militar y la muchacha sonriente; parece ser que la obra fue realizada en óleo sobre lienzo en torno al año 1658 y en la actualidad forma parte de la colección Frick de Nueva York en EEUU.

En realidad, la temática no resulta demasiado novedosa, son muchas las obras que tratan del cortejo de las jóvenes por parte de galantes caballeros los cuales le ofrecen una copa de vino. Por otro lado, debemos señalar como la mujer es el eje principal en torno al cual giran la mayoría de las obras que se conservan del artista, así mismo también reconocemos la estancia en la que desarrolla la acción, es la misma habitación en la que se desarrollan otras obras del artista y en la cual encontramos una iluminación natural procedente de la amplia ventana que da al exterior. La posición del caballero -de espaldas al espectador- no nos permite apreciar su rostro sin embargo con esta postura recrea un espacio más amplio y marca la profundidad del lienzo.

Por último, destacar el gran mapa de las Provincias Unidas que cuelga en la pared sobre los personajes, en él se hace referencia a la guerra anglo – holandesa por el control de las rutas marítimas comerciales.