Los ecomuseos
Acabándose los 60, y durante los años 70, surgirá dentro de los círculos teóricos museológicos una nueva tipología de museo denominada «ecomuseo».
Giulio Carlo Argan, el famoso pensador, había llegado a decir que o los historiadores se replanteaban nuevas formas de estudiar la historia del arte o ésta se había acabado. Así, a finales de los años 60 tiene lugar una corriente de pensamiento que implicará un cambio importante en las metodologías de la Historia del Arte, extendiéndose dicho pensamiento a la museología.
Por estas mismas fechas ya se había desarrollado el concepto de parque natural y existía una corriente de opinión, en torno a etnólogos y antropólogos, que creía que para que el museo como institución cumpliera con su función de delectación debía unirse a su entorno (en la definición de ecomuseo se aúnan dos conceptos básicos: museología y ecología).
De lo que se trata en este caso es de la territorialidad que los museos ocupan. Los ecomuseos abarcan un concepto de globalidad: se estudia una forma de vida o cultura pero fuera de los límites del museo. Se pretende enseñar las formas de vida tradicional en su medio concreto (en los ecomuseos la exposición está contextualizada).
No es nueva la idea de «renovarse o morir», sustrato de la nueva corriente que, en relación a los museos, surge en estos años, pero en este caso su unión y la de las tendencias provenientes del campo de la etnología darán lugar a la propuesta de una necesidad de reconocimiento oficial de los ecomuseos por parte del brazo institucional de la museología.
En 1970 esta tipología es aceptada en una asamblea general del ICOM celebrada en París, sentándose las bases de una nueva clase de museos cuya concepción trascendía en mucho la hasta ahora tradicional idea de museo.