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Alcázar Sevilla

Publicado por Laura Prieto Fernández

Los reales alcázares de Sevilla es una de las mejores construcciones arquitectónicas que muestran, como ninguna otra, la evolución estilística sufrida en la Península Ibérica a partir de la Edad Media; así en el conjunto sevillano se observan elementos constructivos de época islámica, gótica, renacentista e incluso barroca. La convulsionada historia de la Península en aquellos tiempos es la que mejor explica la convergencia de varias y dispares construcciones dentro del mismo recinto.

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En realidad el conjunto arquitectónico que hoy podemos observar se remite a una antigua construcción romana de la que hoy no se aprecian apenas restos; fue tras la llegada de los musulmanes a la Península y la conquista de Al Ándalus cuando los dirigentes árabes decidieron comenzar la creación de éste conjunto palaciego con carácter fortificado.

Lamentablemente no se han conservado de manera intacta las distintas estancias y palacios que conformaban la edificación, de hecho parece ser que ya en época islámica el palacio sufrió varias modificaciones desde su primitiva edificación. El palacio más antiguo de todos podría datarse de la misma época que la Alhambra de Granada pero éste fue completado en los siglos XI y XII con otras estancias y actualmente tan sólo se conservan unos pocos espacios de lo que debió ser un imponente palacio islámico.

A ésta época correspondería espacios como La Sala de la Justicia que era el antiguo mexuar islámico y la Sala de reuniones del Consejo en época cristiana o el Patio del Yeso que fue construido en época almohade y con su planta cuadrangular y patios porticados es una de las mejores muestras de trabajos decorativos de la época.

Tras la reconquista de los reyes cristianos éstos siguieron utilizando los alcázares como residencias reales, así Alfonso X el Sabio decidió añadir un total de tres salones realizados en estilo gótico. Pero sea quizás la reforma más llamativa la ejecutada por el monarca castellano Pedro I quien, tan seguro estaba de su dominio sobre sus enemigos que mandó construir por primera vez en la historia española un palacio real fuera del recinto amurallado.

Se diseña así un nuevo conjunto en torno a un gran patio –el Patio de las Doncellas- donde el monarca asombrará al mundo entero con los ricos trabajos de tracería arabesca que decoran cada rincón. Desde el patio se accede al Salón del Trono o de los Embajadores un lugar que representaría el poder y grandeza de la dinastía Trastámara pero también a un conjunto de habitaciones de carácter privado que se organizan a su vez en un patio más recogido denominado como Patio de las Muñecas. El conjunto está revestido por dentro y por fuera de los más bellos elementos ornamentales, cubiertas artesonadas, puertas labradas, ricos trabajos en yeso… y muy especialmente una fastuosa portada retablo que acabará conociéndose como la Montería.

El alcázar siguió fuertemente vinculado a la monarquía española y por lo tanto a sucesivas restauraciones o modificaciones, así por ejemplo la mismísima Isabel la Católica decidió remodelar algunos espacios con el fin de ubicar la Casa de Contratación de las Indias en los alcázares sevillanos. Varios siglos después durante la II República el conjunto fue arrasado por un gravísimo incendio como símbolo de oposición a la monarquía.

El conjunto fue declarado patrimonio de la Humanidad en 1987.