Basílica de San Francisco de Paula en Nápoles
El arte italiano, y más concretamente la arquitectura, tiene obras que son señeras de diversos estilos y corrientes artísticas tanto de la Antigüedad como de otros periodos como el Renacimiento y el Barroco. Sin embargo, pese a ser una de las cunas del arte clásico, siempre que se habla de obras maestras de la arquitectura neoclásica aparecen ejemplos de edificios situados en otros países europeos o americanos. Pues bien, hoy os mostramos la iglesia neoclásica más relevante del arte italiano. Nos referimos a la Basílica de San Francisco de Paula situada en la napolitana plaza del Plebiscito, la más emblemática de toda la ciudad.
Esta plaza situada al Palacio Real de Nápoles se ideó en 1809, levantando 38 columnas gigantescas de orden dórico para crear una especie de patio porticado ante el palacio. Y a su conclusión, se pensó en construir la basílica, cuyas obras diseñadas por Pietro Bianchi se prolongaron desde 1817 hasta 1824, y todavía hubo que esperar una docena de años más para inaugurar solemnemente el templo.
Al contemplarla es imposible no relacionarla con el Panteón de Agripa en Roma, ya que tiene esa disposición en la fachada de templo clásico con sus columnas y su tímpano triangular. Y al igual que ocurre en el monumento romano, tras ese pórtico se ve atrás la forma curva de la gran cúpula central de la basílica. Por cierto ese tímpano triangular está coronado por tres esculturas. Es sus laterales está a un lado el propio san Francisco de Paula y al otro San Fernando, en honor del rey Fernando I que mandó construir el templo. Y en la cúspide del frontón aparece la alegoría de la Religión.
Esas figuras y otras representaciones de la virtudes que hay por el pórtico llaman la atención conforme uno se acerca al pórtico y va ascendiendo las escaleras monumentales para entrar a la basílica. Sin embargo, lo que atrae todas las mirada desde la plaza son las tres cúpulas. En especial, la central y mayor de todas, con 53 metros de altura y alzada por un tambor. Pero curiosamente hay otras dos en su parte delantera, flanqueando el frontón sin ornamentación.
Estas dos cúpulas menores son la cubierta de sendas capillas a las que se accede por el atrio. Y tras eso está la gran rotonda bajo la cúpula central. Ahí se distinguen más de una treintena de columnas corintias, marmóreas y de 11 metros de altura. Las columnas son el soporte para las tribunas y unas paredes con figuras de santos.
Y aunque se trate de una planta central y circular, también desde la rotonda se ve el ábside con el altar mayor dedicado al santo bajo cuya advocación está el templo de Nápoles.