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Basílica Majencio

Publicado por Laura Prieto Fernández

Sin ningún lugar a dudas la tradicional basílica romana fue la construcción de época romana que más repercusión ha tenido en el arte occidental convirtiéndose en el modelo de las primitivas basílicas paleocristianas que darán lugar al prototipo más extendido de templo cristiano. Sin embargo en Roma las basílicas no eran lugares de culto para los antiguos dioses sino construcciones destinadas a impartir justicia o usadas para realizar transacciones comerciales que a menudo se encontraban en el foro de la ciudad.

36.- Planta de la basílica de Majencio

En la época del Bajo Imperio Romano, en torno al año 306 d.C. el emperador Marco Aurelio Valerio Majencio decidió levantar una nueva basílica en el Foro Romano, al lado de la Vía Sacra. La obra se levantó en tan sólo seis años, en 312 d.C. y fue inaugurada bajo la dirección del emperador Constantino. El templo ideado por Majencio se alejaba de las tradicionales formas arquitectónicas que habían regido la construcción de basílicas a lo largo de todo el imperio. En la tipología tradicional, las basílicas eran edificaciones de planta rectangular divididas en una, tres o incluso cinco naves en las que la nave central era de mayor tamaño y altura que las laterales; el acceso al edificio se realizaba por los pies y en el lado opuesto se encontraba el ábside, también conocido como exedra, en el que el magistrado impartía justicia.

En principio la basílica levantada por Majencio seguía el mismo esquema, sin embargo la innovación se encontraba en el sistema de cubrición: en un edificio de tres naves –con la central más alta y ancha que las laterales- se decidió cubrir los tres paños que formaban la nave principal con bóveda de arista sustentada por gruesos contrafuertes; es precisamente el espacio entre estos contrafuertes el que se ha utilizado como naves laterales cubriéndolo con bóvedas de medio. Por otro lado, los gruesos contrafuertes que conformaban las naves laterales fueron horadados de manera que estas naves se podían utilizar de manera independiente sin interrumpir los actos de la nave principal. En este sentido el paramento murario se convertía en el principal elemento sustentante de toda la edificación y las gruesas columnas realizadas en mármol adquirían un mero sentido decorativo en toda la construcción.

El edificio destaca por el gran contraste estilístico entre su aspecto interior y el exterior; mientras que en el exterior la edificación estaba realizada en ladrillo de cara vista, el interior era un espacio majestuoso decorado con mármoles de colores, bóvedas de casetones y trabajadas columnas que engalanaban su aspecto.

En el año 312 tras la batalla de Puente Milvio Majencio fue derrotado por Constantino de manera que éste pasó a controlar todo el imperio de manera personalista; la basílica fue ligeramente modificada por el nuevo mandatario quien ordenó levantar una nueva exedra en la zona norte y colocar en la cabecera principal del edificio una imponente estatua del emperador realizada en mármol. La zona de acceso en los pies también fue modificada levantándose un pórtico hexástilo de pórfido. En la actualidad tan sólo se conservan unas ruinas correspondientes a la zona norte.