Muralla de Ávila
Las murallas medievales de la ciudad española de Ávila, en la comunidad de Castilla y León, están consideradas entre las mejor conservadas de todo el mundo.
Se trata de una fortificación que rodea todo el núcleo histórico de la ciudad y que se prolongan durante más de dos kilómetros y medio, a lo largo de los cuales aparecen hasta 87 torreones, 9 puertas, dos porteras y 2.500 merlones, es decir, los cubos de las almenas, que le confieren su característico perfil aserrado.
En cuanto al momento que se edificó tan descomunal obra, los estudiosos tienen principalmente dos teorías. Tradicionalmente las Murallas de Ávila se han datado en los últimos años del siglo XI. Sin embargo, otros historiadores han renovado las investigaciones y les adjudican una cronología posterior, entre la segunda mitad del siglo XII y los comienzos de la siguiente centuria. En cualquiera de los dos casos, lo que es innegable es que este conjunto fortificado es un extraordinario ejemplo de la arquitectura militar durante el periodo artístico del Románico.
El caso es que esta obra ha llegado en un muy buen estado de conservación, a lo cual sin duda ha ayudado el modo en que se construyó. Se levantó cimentada sobre la propia roca del terreno, y a partir de ahí se levantaron los muros macizos de piedra unida por mortero de cal.
Además sus artífices tuvieron en cuenta su ubicación natural. De manera que se inició su construcción por el lado más vulnerable, el oriental, donde no había defensa natural y por lo tanto se levantó aquí el lienzo de muralla más robusto. Con muros que alcanzan los tres metros de espesor y hasta los 12 altura. Y además, aproximadamente cada 20 metros, se dotó al lienzo de muralla de unos torreones de planta semicircular, que sobresalen hacia el exterior de la línea de la muralla.
Esa parte oriental es la más grandiosa del conjunto, especialmente porque aquí también se encuentran las puertas mayores y más monumentales. Ya que en los lienzos norte y oeste, las puertas son de unas dimensiones menores y ya se observan zonas donde los obreros mudéjares emplearon el ladrillo. Mientras en el lienzo del sur, se puede ver que todo ha decrecido, desde el tamaño de la mampostería empleada hasta las dimensiones de los torreones.
Además con el paso del tiempo está claro que la función defensiva inicial fue perdiendo sentido, y por lo tanto se fueron desmontando elementos de la muralla, como ciertos fosos y barbacanas. E incluso hubo un momento a finales del siglo XIX que hasta se llegó a promover el derribo total de la Muralla de Ávila, ya que ciertos intelectuales de la época, la consideraban un enorme freno al desarrollo y el crecimiento de la ciudad. Y eso que en ese mismo siglo habían sido un baluarte defensivo importante durante los episodios de la Guerra de la Independencia Española contra los franceses y también entre 1836 y 1840 volvieron a tener un uso militar, cuando acontecieron las Guerras Carlistas.