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Qasr Kharana

Publicado por Laura Prieto Fernández

El Qasr Kharana forma parte de un conjunto de arquitecturas que han sido denominadas como Palacios del Desierto, con este nombre hacemos referencia a un conjunto de unas veinte edificaciones levantadas en distintas épocas en el desierto de Jordania, en torno al sureste de la ciudad de Amman. La mayor parte de estas construcciones fueron levantadas a lo largo de los siglos VII y VIII, cuando la dinastía de los Omeyas hizo de Damasco el centro de cultura y política islámica.

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En este contexto encontramos a unos doce o trece kilómetros de la localidad más cercana el palacio de Kharana también conocido como Qasr al Harrana, Qasr al- Jarana, Kharanah, Kharaneh o Hraneh. La construcción debió de ser una de los primeros castillos o palacios del desierto levantados en la zona y aun así, hoy en día es uno de los que se encuentra en mejor estado de conservación, ya que hoy lo que nos queda de la mayoría de estos palacios son unas pocas ruinas. Situado en una duna de algo más de quince metros de altura se levanta el palacio con forma cúbica y un fuerte aspecto defensivo. La obra cuenta con poco más de treinta y cinco metros de lado y más de mil doscientos metros cuadrados que se articulas en más de sesenta estancias dispuestas en torno a un patio cuadrangular que sirve de eje central para todo el conjunto.

Los historiadores del arte han establecido dos etapas constructivas en el Qasr Kharana, por un lado los primeros trabajos de construcción debieron realizarse en torno a los años 661 y 684 cuando se levantó el castillo sobre los restos de una edificación posterior posiblemente de origen griego o bizantino. La segunda etapa constructiva se ha datado en torno al año 710, en la época del califa Walid I.

La construcción se encuentra dividida en dos plantas cubiertas por bóvedas de medio punto. Realizado en piedra de arenisca unida con mortero, la mayoría de las estancias presentan una estructura rectangular muy sencilla, con pequeños vanos tipo saeteras pero con una función únicamente de ventilación y no defensiva. La decoración del conjunto se ha restringido a la puerta de acceso donde aparecen discretos estucos con formas geométricas y a una de las habitaciones de la planta superior en cuya decoración se aprecia la influencia del arte sasánida.

Como la mayoría de estos Palacios del desierto, la función del Qasr Kharana no parece del todo clara, por un lado su apariencia defensiva –los muros que rodean el perímetro con torres defensivas- hacen pensar en fines militares, aunque los expertos lo ven poco probable debido a su alejada posición. La obra pudo utilizarse como caravasar, un palacio destinado a albergar a los viajeros que transitaban por el desierto aunque de ser así debería de conservar fuentes que aliviasen el calor a los peregrinos.

A principios del siglo XX el palacio fue descubierto por el viajero Alois Musil y en la actualidad se ha restaurado para albergar visitas en el conjunto.