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Arte indígena de Oceanía

Publicado por Laura Prieto Fernández

Oceanía es el más pequeño de los cinco continentes, formado por tres archipiélagos – Melanesia, Micronesia y Polinesia-, las islas de Nueva Zelanda y Nueva Guinea y la plataforma australiana, es precisamente su marcado carácter insular el que otorga una gran singularidad a las manifestaciones artísticas y culturales surgidas a lo largo de todo el continente.

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En la zona se diferencian tres grandes grupos culturales que si bien tienen muchos rasgos en común no podemos hablar de un arte homogéneo y regular. En la zona de la Polinesia Occidental se han encontrado las obras de arte más antiguas (entre los años 1500 y 500 a.C.); son objetos cerámicos con decoraciones lineales realizados por la cultura lapita.

De esta misma época son las primitivas pinturas rupestres en las cuevas australianas con formas geométricas muy esquemáticas. Las formas arquitectónicas de esta época están a menudo relacionadas con construcciones religiosas y se realizan en piedra o madera; son características los latte de las islas Marianas – casas fabricadas sobre columnas de piedra o los Heiau hawaianos, grandes templos con esculturas de madera situadas a la entrada que a menudo solían superar los tres metros de altura.

En cuanto a las manifestaciones escultóricas debemos destacar los conocidos Moais de la isla de Pascua, que quizás sean las piezas más famosas del arte de esta región; el mismo tipo escultórico lo encontramos en las figuras de Nueva Zelanda, grandes representaciones de los cabecillas religiosos.

Tras la llegada de los occidentales a la región el arte apenas se vio influido por las nuevas tendencias europeas y americanas. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII las manifestaciones artísticas continúan siendo principalmente indígenas; continúa la tradición de las grandes esculturas con rasgos antropomórficos para las diferentes deidades de los pueblos aborígenes y en la arquitectura destacan las nuevas Casas de espíritus para el culto religioso.

Como ocurre en el arte occidental, las diferentes formas artísticas han adquirido una doble vertiente: por un lado nos encontramos con los objetos utilitarios destinados a su uso en la vida cotidiana mientras que por otro lado tenemos las manifestaciones propias de las actividades religiosas y el culto a los antepasados.

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Entre el arte cotidiano encontramos tanto piezas textiles -ya sean vestidos, cubrecamas, tapajarros…- muy coloridas y decoradas con motivos geométricos, como piezas de alfarería en las que aparecen motivos geométricos, vegetales o humanos y muy especialmente las piezas de decoración personal como collares, fíbulas etc. En cuanto al arte de tipo ceremonial o religioso destaca la presencia de amuletos con formas humanas o animales que a menudo se utilizaban para atraer la buena suerte. De la misma manera el tatuaje y las perforaciones en el cuerpo estaban considerados como parte indispensable de ese ritual mágico que pretendía traer la bonanza a los pueblos indígenas y evitar guerras o hambrunas. Los bajorrelieves se reservan para el culto funerario, casi siempre son estelas de una gran complejidad iconográfica relacionada con los difuntos y con dioses de ultratumba y solían estar talladas en piedra volcánica de toba.