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El arte fenicio

Publicado por Chus

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Los fenicios fueron un pueblo semita de procedencia ignorada que se asentaron en una prolongación montañosa de los desiertos de Arabia hacia el mar, la costa de Canaán, en el Mediterráneo oriental, en torno al 2700 a. C. Allí entraron en contacto con poblaciones de cultura neolítica y fundaron numerosos puertos y ciudades como Simyra, Tiro, Sidón, Trípoli, Biblos o Ugarit, que no llegaron a formar una verdadera confederación, ya que la rivalidad existente entre ellas lo impidió. Los montes que la aislaban de resto del continente determinaron que su vocación fuese marítima, así la principal dedicación de este pueblo era el comercio, por lo que entraron en contacto con los pueblos mediterráneos tanto con cretenses o micénicos como asirios. Hacia los años finales del II milenio fundaron numerosas factorías en el Mediterráneo para favorecer sus relaciones comerciales, con lo que las influencias culturales que van a recibir también aumentan, destacando las egipcias, babilonias e hititas.

Sus ciudades solían situarse en promontorios rocosos o lugares fácilmente defendibles, contando con murallas, para protegerlas de los ataques de los pueblos vecinos (hicsos y egipcios, sobre todo) y buenos puertos para comerciar. Fuera de las murallas entre las que se encontraba la ciudad se situaban las necrópolis. La influencia egipcia es evidente en los siglos XIX y XVIII a. C., período en el que Biblos ejerce una cierta hegemonía sobre las demás ciudades. Se conserva en ella el denominado “Templo de los Obeliscos”, un espacio rectangular cerrado por unos muros de guijarros y ladrillo, sin ningún tipo de decoración, con una serie de obeliscos formados por piedras sin trabajar, lo que demuestra que no dedicaron una especial atención a la arquitectura al menos en esa época. En los exvotos que se depositaron en este templo, se evidencian técnicas propias del trabajo en metal, pero con influencia egipcia y semita, sobre todo en las figurillas de bronce recubiertas por hojas de oro, que tienen el cuerpo muy alargado, geometrizado, luciendo un alto tocado cónico que las hace aún más estilizadas.

Tampoco en las tumbas subterráneas, parecidas a las mastabas se muestra que dominan las técnicas constructivas, aunque en los objetos depositados en ellas, el ajuar y los adornos funerarios, se puede observar una gran influencia egipcia. En medallones, pectorales, cetros, coronas, etc., usaban la técnica egipcia del esmalte alveolado y motivos iconográficos parecidos, como los discos solares, las tiaras o los lotos.

Tras la invasión de los hicsos en el II milenio a. C., el arte fenicio parece tener más influencia de los pueblos del Egeo que de Egipto. La hegemonía se trasladó al norte, a Ugarit (enfrente de Chipre), ciudad en la que se encontraron notables restos como el “Sarcófago del rey Ahiram” (Museo Nacional de Arqueología de Beirut) del s. XIII a. C. Se muestra en una de sus caras al rey sentado en el trono junto a cuatro leones que se inclinan ante él, mientras que en la otra se representa una escena de ofrendas al rey, que aparece con su hijo y un grupo de cortesanos. Hay influencias hititas en la concepción tan plana del relieve, tanto el de las escenas, como en los leones sobre los que se levanta. De esta época destacan las realizaciones hechas en marfil y obras pequeñas de orfebrería.

En la historia del arte fenicio cabría hablar también de los sarcófagos antropoides, traídos de Egipto a partir del s. VI a. C., que pronto fueron adoptados por la aristocracia fenicia, dándoles un tratamiento helenizante en los rostros, que se va a propagar por todo el Mediterráneo occidental. Tal vez ese carácter propagador sea lo más notable del arte fenicio, ya que para muchos historiadores sus concepciones artísticas apenas si serían dignas de mención, si no fuese porque son el resultado de variadas influencias que se extienden a través de ellos a distintos países gracias al comercio.