El sueño de la razón produce monstruos, Goya
El sueño de la razón produce monstruos es uno de los grabados más destacados de la serie de los Caprichos que el artista zaragozano Francisco de Goya realizó entre 1793 y 1796. A lo largo de su carrera artística Goya destacó no sólo como pintor y cronista de la época sino que fue uno de los grabadores más destacados no sólo de su tiempo sino de toda la historia del arte de España.
Francisco de Goya y Lucientes (1746 – 1828) se ha convertido en uno de los artistas más destacados de la pintura Neoclasicista; su obra sentará precedentes en la pintura contemporánea siendo la influencia más acusada de los artistas posteriores. Sus primeras incursiones en el mundo de la pintura fueron en su Zaragoza natal, sin embargo el artista pronto viajó a Italia donde pudo conocer los avances en la estética neoclasicista que posteriormente plasmará en las obras que realice en su vuelta a Madrid. Allí el artista llegó a trabajar como pintor en la corte de Carlos IV, consiguió el favor del monarca y se situó entre los miembros de la aristocracia.
Es precisamente en la década de los noventa cuando el artista comienza a desarrollar los grabados de la serie de Los Caprichos. Las obras están realizadas en aguafuerte y aguatinta demostrando un gran dominio de ambas técnicas y sin embargo no es el carácter técnico lo que más llama la atención de las obras sino su fuerte carga moralizante que bajo un velo de ironía critica a las distintas capas sociales y sus costumbres.
El Sueño de la razón produce monstruos es el Capricho número cuarenta y tres aunque en un principio iba a ser el primero de todos grabados haciendo de portada a todo el conjunto. En él se aprecia la figura de un intelectual recostado sobre una mesa en la que descansan diferentes papeles y plumas con los que el hombre ha estado trabajando. El hombre parece sumido en un profundo sueño debido a su agotador trabajo intelectual y es entonces cuando sus monstruos se apoderan de él. En una lectura aún más simbólica el hombre representa la razón y es precisamente en el momento en el que ésta está distraída o dormida cuando surgen los monstruos. De esta manera Goya se anticipa una vez más, al mundo onírico que posteriormente influirá en la estética surrealista.
Es precisamente de la espalda del intelectual desde donde nacen los monstruos, éstos son animales de la noche entre los que se encuentran algunos felinos, búhos, lechuzas o murciélagos. Algunos historiadores han querido ver en la imagen de la lechuza la simbología de Atenea, diosa griega de la sabiduría, como un guiño a la presencia de la razón incluso durante el sueño.
El artista era consciente de las graves consecuencias que una obra de este tipo podía acarrearle por las duras críticas que el artista vertía a la sociedad y sus costumbres por lo que decidió regalar las planchas y los primeros grabados al monarca Carlos IV con el fin de evitar las represalias.