El sueño de la esposa del pescador de Hokusai
Esta imagen se trata de un grabado realizado en madera por el artista japonés Katsushika Hokusai en el año 1814, y que en la actualidad en uno de los grabados originales pasados a soporte de papel está custodiado en la Biblioteca Británica de Londres.
Hokusai es uno de los artistas nipones más conocidos y valorados en occidente. Si bien, tradicionalmente lo que más se ha apreciado de su producción pictórica son sus dibujos de paisaje. No obstante realizó otro tipo de obras, entre ellas tres volúmenes de arte erótico o Shunga compuestos por numerosas imágenes de esa temática, tratadas con extraordinaria imaginación y también con exquisito realismo a la hora de retratar el cuerpo humano y las diferentes prácticas sexuales. Dentro de ese conjunto de obras se incluye esta del Sueño de la esposa del pescador.
Aunque el talento de Hokusai ya era conocido en Europa en el siglo XIX, lo cierto es que solo unos pocos eruditos y artistas conocían la existencia de esta serie de grabados eróticos. Y es que hay que tener en cuenta el alto nivel de censura que existía por aquellos años en el Viejo Continente,mientras que los artistas orientales, y en este caso concreto en Japón, tenían una mayor libertad y menos complejos para tratar ciertos temas. En cambio, en tierras europeas la sociedad más tradicional era muy recatada en los asuntos sexuales, al menos públicamente. Más aún al tratarse de imágenes que tratan explícitamente temas tabús y considerados como altamente obscenos como eran las prácticas de sexo oral o incluso la representación del vello púbico en el cuerpo femenino. Algo muy extraño en la pintura europea, salvo honrosas excepciones de ese mismo siglo XIX, como es el caso de la extraordinaria obra El origen del mundo del pintor realista Gustave Courbet.
Pero la escena que nos presenta Hokusai va mucho más allá. No solo hay sexo oral y vello púbico, incluso representa una práctica de zoofilia. Vemos a una mujer tumbada, que supuestamente es la esposa de un pescador además de buceadora. Eso se deduce porque nos la presenta en realidad en el fondo marino, y ahí está practicando el sexo con dos pulpos.
La escena es de lo más claro y al mismo tiempo de lo más inquietante. Vemos la expresión de la joven con un gesto de total éxtasis de placer, algo que aún se refuerza con las crestas del oleaje que vendrían a simbolizar su orgasmo. Pero al mismo tiempo, todo tiene un tono siniestro. De hecho, ella tiene que arriesgar su propia vida para conseguir semejante delirio tan placentero. Los largos tentáculos rosados de los pulpos no solo le tocan en sus zonas erógenas, también la están reteniendo e inmovilizando a la vez. No tiene escapatoria.
Incluso, mientras el pulpo de mayor tamaño está besando su vagina, el otro pulpo más pequeño la está besando en los labios al mismo tiempo sus tentáculos le abrazan el cuello y la asfixia en el preciso instante en el que alcanza el orgasmo.